MATONES VIOLENTOS
La palabra, ay, la palabra. Un alto cargo psoecialista acusa a la derecha, mirando al Partido Popular, de matar, sin hacer prisioneros ni heridos. Canela fina. Objetividad a prueba de cuchillo. Fundamentación propia de. De.
El mandatario del PSOE pertenece a la causa del difama que el aceite no se recoge. El hombre arremete contra los tribunales manipulados por la derecha y salvaguarda la impoluta redacción de las resoluciones judiciales favorables para él y para su partido. Respecto a la juez Alaya, la pone de chupa de “domine”.
La escuela andaluza mariojimenista es el apéndice de la que fundara treinta años antes el sevillano Alfonso Guerra, uno de los mayores villanos de la política nacional en cuanto su conocimiento de las actuaciones de su hermano, mienmano, Juan. A fe que la escuela tiene éxito dialéctico.
Claro que con estos personajes de la telebasura rosa, la política no puede aspirar a cumbres celestes. Todo lo más, a borrascas de altiplanicies de lumpen. En Córdoba, los electores deben estar contentos. Ellos no se someten a la resolución del problema del voto indeciso. Al menos, ya saben a quién no regalar el sufragio. Cómo se va a otorgar representación a un sujeto que se atreve a decir las barbaridades de matar, apresar o herir sin que medie un ápice de raciocinio.
Las declaraciones del visir partidario andaluz de la ciudad de los califas expelen odio. Rencor a raudales. Maldad incontenible. Actitud violenta de matones marselleses. Como sigamos por esta vía, los adoradores del guerracivilismo se van a salir con la suya. Las pìstolas y las bombas animarán a los extremistas descerebrados y reeditaremos la hora 25. Con todas sus consecuencias. Y ninguna, buena.
Pues nada, a seguir adelante con estos barriobajeros del partido que sea. En este caso, de la escuela psoecialista de Guerra y Jiménez.
Un saludo.
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