IMPERATIVO ÉTICO
Categóricamente ético. Imperativamente categórico. Éticamente imperativo. En política se debe actuar como en las resoluciones de los tribunales de justicia. Con base en la verdad de la ley y en la ley de la verdad. Ya basta de predicar lo que no se practica.
Elena Valenciano es la actual número dos del PSOE. La mujer, aquejada de alguna enfermedad tratable, ha ingresado en un hospital para su curación. ¿Y? Que se trata de un hospital privado. ¿Y? Que Elena defiende a ultranza la sanidad pública. ¿Y? Que antier reprochó al rey de España su intervención quirúrgica en una clínica privada. ¿Y? Que el libidinoso tocapartes no puede dar lecciones de castidad. ¿Y? Que la demagogia es la expresión fascista de la democracia.
Y todo esto y mucho más. Hasta las narices. De tanto deslenguado está uno hasta la coronilla. Demasiado mentiroso a tu alrededor. La señora Valenciano pertenece a la casta de los psoecialistas trepas que jalean lo público mientras recurren a lo privado y, especialmente, a la élite. Muestran su empeño por la escuela y la universidad públicas pero llevan a sus retoños a los más caros y distinguidos colegios privados. Se descamisan en sus mítines y visten el Armani o el Versace en sus reuniones a puerta cerrada. Descorchan Domperignon de reserva en fiestas íntimas mientras brindan con un sencillo cava en sus celebraciones televisadas.
Afirmaba Kant que ser parte de la naturaleza nos hace ser un ínfimo punto en el universo (“No somos nada”), pero la ley moral que llevamos dentro nos hace superiores a todo lo creado. No se equivocaba el filósofo prusiano. Si Valenciano apela a un obrar válido para todo el mundo, su discurso sería bueno desde un punto de vista moral. Sin embargo, como quiera que su ejemplo desdice y reprocha a su mensaje, la moral de la compañera de Rubalcaba se arrastra por el fango.
No obstante, si la sociedad estima que la conducta adecuada es el engaño, el robo, el crimen, en tanto se alcanzan unos objetivos, nadie eche las manos a la cabeza, que estará ejerciendo la moral basada en que el fin justifica los medios. Y no. No vale todo.
En política se debe actuar conforme a la máxima de la universalidad. Lo que Valenciano quiere para sí, que lo procure para los demás. Claro que no sé por qué trato de recoger las peras del alcornoque.
Un saludo.
0 comentarios