ASQUEADOS DE LA CLASE POLÍTICA
Si algo me remueve las vísceras, es la violencia ejercida por la fuerza. Después, la mentira desarrollada como hipocresía institucionalizada. La recién designada, que no elegida, presidente del PP de Euskadi, la señora Quiroga, se ha referido al caso Bárcenas como motor de náusea y generador de asco. Hasta ahí muy bien. Además, lo ha dicho en público, lo que agrega valentía a sus declaraciones.
Se podría decir, a tenor de lo expresado, que algo se mueve en la formación de Rajoy. Se podría decir, pero sería incierto. Las palabras corren y se evaporan en un suspiro. Los actos quedan. La señora Quiroga habrá quedado muy mona mostrando su repugnancia por la corrupción interna de la organización en que milita. Y qué más. Ya cumplió. Aportó su dosis de rebeldía y mutis por el foro, no sea que se cabree el jefazo.
Dimisiones. La señora Quiroga debe reclamar dimisiones. Las de todos los dirigentes populares que cobraron del fondo negro que administraba Luis Bárcenas. Y si no lo hace es porque no se atreve. Porque le tiemblan las piernas. Lo mismito que cuando comparte cámara con la gentuza etarra. Lo cual, créanme, es tan elocuente que asusta percibir la fauna salvaje que se alimenta en la selva de la política.
A esto que don Floriano asalta los micrófonos y pone sordina al discurso de su compañera vasca. Que él está indignado como ella. Una indignación absoluta que prende en todos los militantes del partido. Ja. Si así fuera, la transparencia presidiría las actuaciones. Si no hay relación de causa-efecto entre las donaciones recibidas y las contrataciones públicas, demuéstrese. Pues no. Es más fácil tomar la tangente y soltar la estupidez mediática de que la izquierda ha abierto una causa general contra el PP. Aquí no cabe inquisición pública. Lo que existe es corrupción privada de unos señores que se llenan la boca de su servicio a la ciudadanía mientras sus bolsillos se forran con el dinero que al pueblo se le sustrae aviesamente.
Los dirigentes del PP no están indefensos. Los indefensos somos los españoles que nos comemos las uñas y los dedos, ansiosos e impotentes por la catarata del desempleo, por el fraude de la banca y por la desvergüenza de los políticos cínicos. Carlos Floriano es un mandado. Y como tal, se cuida, al igual que doña Quiroga, de conservar su fuente de ingresos. Si tiene que decir que lo blanco es negro, y viceversa, mentirá con idéntica sangre fría a la del Bretón que, dice, perdió a sus hijos. Sin que se le mueva un músculo de la cara. En cualquier caso, si Bárcenas se ha lucrado a costa del partido, qué puñeta está haciendo éste para dirimir responsabilidades. Las omisiones huelen tan mal como la Filesa socialista.
Nadie piense que esto va a cambiar. Seguirán lanzando las patochadas de costumbre y continuaremos soportando las cabronadas de esta clase política cada vez más pringada.
Un saludo.
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