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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LOS HUEVOS DE LA SERPIENTE PITÓN

 

 Constrictoras como las boas, las pitones son, a diferencia de éstas, ovíparas. Una y otra matan a sus presas mediante asfixia. Una película de Ingmar Bergman, recreada en el Berlín de los años veinte, “el huevo de la serpiente”, constituye un documento audiovisual de gran importancia si se quiere prever el porvenir sin necesidad de vaticinios esotéricos.

 

En mi adolescencia, acudía, siempre que el dinero me lo permitía, a las salas donde proyectaban películas de arte y ensayo. Muchas de ellas eran auténticos pestiños sin azúcar. Se digerían por la manifiesta ansiedad de saber y de comprender cine de autores como el sueco. En cualquier caso, siempre se aprendía algo. El huevo de la serpiente era una de ellas. El film era una alegoría del nacimiento del nazismo. Si alguna farmacéutica quiere vender antidepresivos, no tiene sino que recomendarla. Con todo, el mensaje era estremecedor.

 

La PAH, Plataforma de Afectados por la Hipoteca, se está convirtiendo en un movimiento microsocial de ínfulas macrodivulgadoras. La génesis del mismo tiene mucho que ver con la serpiente. La serpiente no es el comando Colau, no. La serpiente es el sistema de financiación de las entidades bancarias mediante el cual se ha estrangulado el futuro de millones de familias a través del mecanismo de las cláusulas usureras. La pitón es la banca sinuosa que repta a sus anchas con la aquiescencia y el apoyo de unas normas amparadas por gobiernos de derecha y de izquierda. De existir una legislación justa y de contar con un sistema judicial verdaderamente independiente, la justicia europea no tendría que abrirnos los ojos para advertir lo que era rotundo: que las hipotecas españolas están contaminadas por el chapapote de la nulidad.

 

La negrura del horizonte y el gregarismo de la ciudadanía han hecho el resto. Desahuciados por doquier. Las corrientes protestantes de la señora Colau son, sin duda, tendenciosas y vergonzantes. Pero esas corrientes no se han provisto del manantial de la hipoteca. Son el efecto de la riada de lluvias de malestar social. La gran fuente del cabreo ciudadano radica en la banca todopoderosa que se traga la presa con toda su osamenta.  No culpen a las colau que en España son del problema de las viviendas. Señalen con el índice acusador a los gobiernos de la ideología que sea que permitieron y potenciaron la golfería de tantos y tantos bancos.

 

La crisis económica estaba definida en los huevos de la pitón desde antes de 2006. El zapaterismo silenció lo previsible y la Oposición de Rajoy nada hizo para alertar sobre lo que había de venir. El totalitarismo engendra barbarie y ésta alimenta al monstruo. Una sociedad dividida y enferma aporta calor a comunistas de jets privados y a socialistas de EREs públicos.


Si alguna vez la gran depresión existió, sitúenla en el infeliz decenio inicial del nuevo siglo. La xenofobia, el genocidio, la locura desatada, son los huevos a punto de eclosionar. Los experimentos no se hacen con gaseosa. Traen consigo dolorosas torturas que se tornan edenes en la mente de los psicópatas.

 

El Gobierno bien hará en controlar a los escraches y a los que se agazapan tras la ingenuidad de los manifestantes. Sin embargo, deberá antes controlar la furia exacerbada de los financieros explotadores que, ellos sí, violentan la libertad de las familias españolas y de los ciudadanos de esta santa e imperfecta democracia.

 

Un saludo.

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