DEFRAUDADORES, AMNISTIADOS O NO
Montoro y Chacón. Chacón y Montoro. A ver quién epata más soltando estupideces mayores. El ministro del PP señala una parte de la cosa y la exministra del Psoe refiere el complemento de la misma. El de Hacienda, que va a publicar la lista de defraudadores. La que fuera titular de Defensa, que saque a la luz la relación de los amnistiados. Uno y otro debieran entender que el todo comprende el interés de ambos. No obstante, pedirle ecuanimidad a estos políticos es tarea imposible.
La ley debería redactarse conforme a principios de integridad. Si la amnistía fiscal es un procedimiento extraordinario que responde a una situación insostenible, dése a conocer el nombre de los que se han sometido a la excepcionalidad. En caso contrario, habrá que pensar que el sistema premia con la confidencialidad a unos cuantos sinvergüenzas que engañaron al Fisco. Los amnistiados se liberan del delito de fraude por un acto que se supone de interés general. Siempre quedará la sospecha de que entre los innombrados, se camuflan amiguitos del alma de los gobernantes del PP. En este sentido, la señora Chacón tendrá toda la razón del mundo.
Donde pierde toda credibilidad la psoecialista catalana es en su discurso partidario e interesado. Los amnistiados, uno por uno. De acuerdo. Junto a ellos, los defraudadores, identificados sin género de dudas. De no ser así, la sospecha embargaría a doña Carmen en cuanto trataría de desmarcarse de la presencia de algunos conmilitones afectados del mal del fraude y no incursos en el colectivo de beneficiarios de la amnistía.
En el punto medio colocaba Aristóteles la virtud. Acaso Chacón y Montoro convengan en que lo idóneo es que Hacienda publique la lista completa de defraudadores, estén, o no, amnistiados. De esta forma, conforme a ley y a garantías, la lectura de ciertos apellidos nos arrancará un gesto de sorpresa, de indignación, de cabreo y de mentar a la madre que parió a más de uno.
Los seis millones de parados que miran al PP y al PSOE tendrán una razón menos para callarse y dos razones añadidas para montar una rebelión social en toda regla.
Lo dicho: todos los defraudadores, amnistiado, o no.
Un saludo.
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