Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

TRABAJAR POR OBJETIVOS

 EL CONTENIDO DE ESTE BLOG SE PUBLICA TAMBIÉN EN LA SIGUIENTE WEB)

 http://franciscovelascoabogado.blogspot.com.es

 En épocas de crisis, el trabajo es toda una meta. Sin embargo, llegar como triunfador a esa meta no se consigue a base de horas y de controles horarios. La victoria de la productividad descansa sobre todo en el trabajar por objetivos.

 

Se ofrece como noticia el que los empleados públicos de la Administración de Justicia de Madrid deban fichar, desde ayer, en su propio ordenador. Los jefes del curro quieren verificar que se cumple la jornada de treinta y siete horas y media semanales. Es decir, antes del 1 de junio, el cumplimiento del horario era una pura entelequia y, como tal, se supone, se ejercía la vigilancia del personal. En este punto, hay que señalar dos aspectos. En primer lugar, que existía responsabilidad in vigilando por parte de los mismos satrapillas/inquisidores. En segundo lugar, que la acumulación de expedientes se debía, en consecuencia, al despiste sistemático de los funcionarios de justicia. Es que no se lo cree nadie.

 

Ni en Justicia ni en Interior. Ni en Sanidad ni en Enseñanza. Ni en la construcción ni en la hostelería. Los horarios están bien si se supeditan a la consecución de los objetivos de cada empresa. Si no, de qué. Ahí radica el concepto de eficiencia. Por muchas acciones que realicemos, si no se mide la eficacia en períodos de tiempo, seremos los líderes –más destacados todavía- del raquetazo al aire o de la patada al viento. Alcanzar los objetivos planificados requiere una medida de evaluación constante que da fe de nuestra capacidad, de nuestra profesionalidad y de brindis, no al sol, por resultados concretos, tangibles.

 

Utilizar el horario como potro de tortura es la coartada de los sádicos. A ver qué puñetas hacen miles de trabajadores encerrados en sus despachos y oficinas viendo pasar el tiempo perezoso. Los funcionarios de Justicia deberán tener planificadas las tareas encomendadas por semanas, meses y años. Al cabo, se elucidará si el estricto cumplimiento del horario comporta una reducción drástica de los litigios pendientes o una salida airosa a los miles de sentencias por ejecutar. Que no se produce la esperada modificación, convengan conmigo en que la variable horario no es sino una fantasmada impropia de tiempos de tecnologías avanzadas en medio de un mar de mentalidades retrógradas.

 

Si el maestro de Primaria cobra por las veinticinco horas lectivas que imparte, ineludiblemente, a la semana, por qué el profesor de Secundaria o el catedrático de la Facultad perciben más honorarios que sus colegas si su tarea docente con alumnos es sensiblemente menor. Por qué se retribuye de igual manera una hora de enseñanza directa que una hora de preparación de clases o una hora de corrección de exámenes. 

 

El trabajo por objetivos no es la panacea. No obstante, sí plantea la necesidad de cambiar las praxis decimonónicas de producción por técnicas adecuadas a los nuevos tiempos. Quizás sea preferible trabajar menos tiempo y rendir más. Si el presupuesto no se puede tocar, es posible distribuir las cargas de trabajo entre más gente a costa de salarios recortados. Los mini Jobs van por ese camino.

 

La miopía de algunos les lleva a confundir horario estricto con productividad máxima. Que vayan al oculista o al médico del alma.

 

Un saludo.

0 comentarios