DE PROFESIÓN, ASESORA

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 La plaga de asesores no tiene fin. Asesores por aquí, asesores por allí. Como los pajaritos de María Jesús y su acordeón. En la Consejería de Empleo de la Juntasuna de Andalucía, los asesores pululaban entre los despachos como perico por su casa. Lo cual se explica porque los altísimos cargos como el de Guerrero, Márquez o Rivera, no distinguían un estatuto marco de un marco astuto. De ahí los soplagaitas remunerados a precio de Baremboin.

 

A una de estas eminencias de la asesoría, la han puesto mirando para Coria. Cerquita de Juan Márquez, su jefe. Imputado el gran hombre, imputada la señora de las recomendaciones. Que si ha podido malversar, prevaricar y omitir su deber de perseguir delitos. Esta juez Alaya es todo un terremoto. A este paso va a meter en el talego al mismísimo Griñán.

 

Eso sí, la asesora se ha declarado inocente. Faltara más. Mientras el fiscal pide para la moza una fianza de más de doscientos millones de euros, la Junta la rebaja a tres millones, que el Ministerio Público no se entera de que estamos en crisis. Y además, que ella intentó convencer a Juan Márquez para seguir un procedimiento correcto. Ahora, si el lucenero no le quiso echar cuenta, pues ella adelante, no sea que la dejen para fregar suelos. Que hay que subvencionar a dos empresas, ella a tres, para hacer méritos. En vez de colocar a tres intrusos, la muchacha, a siete, que todos somos hijos de Dios. Pero inocente lo es a rabiar. Fíjense que hasta se ha negado a declarar en el juzgado. Que con lo que soltó a la Guardia Civil, ya está bien servida. Es que si se equivoca y se contradice, a ver quién es la guapa que desenreda la madeja. En boca cerrada no entran moscas. Menos, las cojoneras.

 

Además, cómo va a dejar en evidencia ni llamar mentiroso a Márquez. Si el hombre dice que no leyó el convenio por el que se concedían las coimas, digo las ayudas, fraudulentas, es que ni siquiera sabe leer. Ella es asesora, que no maestra de alfabetización y, mucho menos, milagrera. Qué cabe esperar de un director general que ni lee ni estudia ni analiza. Si ni siquiera sabe qué es un interventor, cómo va a verlo. Ella se limitaba a aleccionar o a advertir. Lo que no puede hacer es coger por el cuello a los golfos apandadores y decirles en su cara lo canallas que son. Cómo va a hacer eso. Deja que el agua fluya y que el dinero erosione. Tras la tempestad, viene la calma.

 

Anda que no van a ir al trullo más de uno antes que ella. El día que le toquen el moño, el monólogo de la asesora va a ocupar el número uno del hit parade de la central de cómicos. La veo en algún programa de telecinco entrevistada por María Antonia Iglesias, que tampoco supo de los GAL. Eso de que el hábito no hace al monje, es muy discutible. Los que visten el versace y el armani en el Psoe, no sueltan prenda. La prenda. Prendas. Asesores. Asesoras. La susodicha pertenecía, por cierto, a la famosa FAFFE. Lo que sabían.

 

Un saludo.