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Francisco Velasco. Abogado e historiador

INVITA LA JUNTA

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Un amigo, tan perspicaz como inteligente y tan bueno como sencillo, me contaba el chiste con el que suele apostillar algunas de sus reflexiones en voz alta. Un policía denunció a un borracho que “meaba” en la plaza de las monjas. Veinticinco euros de multa, dijo el agente. Sólo tengo un billete de cincuenta, contestó el ebrio. Pero no importa, añadió, mea tú que yo te invito.

 

Pues bien. El asunto de los EREs conduce a una situación tan esperpéntica y rocambolesca como la del chiste. Griñán decide que la Junta se persone como acusación particular contra el Director de Trabajo Daniel Rivera y, al tiempo, parece ser que paga al acusado los honorarios de su defensa. Quien mucho teme, mucho debe. Poner una vela a Dios y un cirio a Satanás es propio de sujetos de escasos escrúpulos. Si acusa a Rivera, cómo va a abonar los gastos de su defensa. Si confía en su honorabilidad, no intervenga en el proceso. Absténgase. Por el contrario, si considera que Rivera ha podido delinquir, cargue contra él la justicia y soporte él mismo las costas.

 

La arbitrariedad está proscrita en nuestro ordenamiento. El dictado de resoluciones injustas a sabiendas constituye un delito penal. Griñán parece entender de pocas cosas buenas y desconoce el significado de la coherencia moral. Tanto tiene que ocultar, que ondea en los aires la bufanda con la leyenda: "o conmigo o contra mí”. Rivera mantiene, por el momento, su adhesión condicional. Guerrero ha perdido ese privilegio. Ha hablado demasiado y ha puesto en la picota al presidente. Con todo, Griñán prejuzga culpabilidades y reparte inocencias. Al pueblo, el litigio le va a costar un montón de euros. Total, como pagan los ciudadanos, Griñán invita a mear.

 

Veremos qué pasa con Juan Márquez, el vecino de Lucena del Puerto. El silencio, por ominoso que sea y por recompensado que será, es un derecho al que se acogen los que, aún desesperados, confían en el manto protector de los consiglieri de la sectabanda. Se rasca tiempo a la iniquidad hasta que la ignominia adquiere la forma menor de la inmoralidad.

 

De forma análoga a la creación de una Administración paralela que tanto rédito ha proporcionado al Psoe, la comisión de investigación parlamentaria ya ha puesto en marcha la raedera prehistórica de las pieles de la justicia. Cuanto más sombra se proyecte sobre la juez Alaya, menos responsabilidades atribuirán a los urdidores de esta infamia sin precedentes.

 

No importa. La Junta invita.

 

Un saludo.

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