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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EJEMPLARIZAR


Desde el punto de vista de la moral, dar ejemplo. José Luis Rodríguez Zapatero pide a los congresistas de su partido político que lleven a cabo un debate ejemplar. Es decir, que se actúe conforme al valor de lo bueno y que se evite el desvalor de lo malo. De sus palabras se desprende, una vez más, vacío. Vacío porque en su jerga y en su quehacer, no distingue lo bueno de lo malo y porque si no sitúa debidamente el objeto, más descolocados se hallan los sujetos del mismo. El debate que propugna el expresidente no produce ni alude a un modelo cualificado de mensajes, de comportamientos o de personajes. Tan ejemplar puede ser el debate con el asesino De Juana como con la santa Teresa de Calcuta. Como es habitual en el señor ZP, la alharaca acalla los sones de la enjundia.

Ausente del Gobierno perverso que conformara para desgracia de los españoles, quema los últimos  cartuchos de su vida pública de relevancia. Le toca presidir el Congreso extraordinario -digan lo que quieran, lo es- del Psoe. A este respecto, ha prometido, él, el mismo que descendió a España de la Liga de Campeones a la competición por la permanencia en Segunda División, que la dirección federal garantizará a Rubalcaba y a Chacón que competirán en igualdad de condiciones. Mentiroso antes de abandonar La Moncloa, el embuste es inherente a su actividad política. El todavía líder de los psoecialistas demanda a los suyos un ejercicio de solidaridad en esta difícil etapa que atraviesa España. Lo que no dice es por culpa de quién. Claro, la autocita es espinosa y fanfarrona cuando viene acompañada de alabanzas. Mas si la crítica subsigue a la misma, entonces ni te digo. El zorro no se inculpa de las matanzas de gallinas. El autor siempre es otro y, especialmente, el gran adversario, el partido de los populares.

Malabarista y prestidigitador de trampas conocidas, encoge el labio inferior, hace huir su mentón, frunce la boca, simula espasmo facial, humedece los arcos superciliales y, con el aspecto contrito del mártir, agradece a sus compañeros en la irresponsabilidad que le hayan apoyado durante tantos años. Tendrá cara el prenda. Ah, señala, y perdonadme mis errores. De nuevo acude a la lítotes para significar cuáles y cuántos han sido sus escasos aciertos. El pueblo español le refregó los mismos en las pasadas elecciones. Todos conocemos el resultado. Salvo él, que se encarama a lo alto de la chaladura impenitente.

En tanto el icono de los Bardem elucubra, fantasea y se mete en vena una dosis gigantesca de falsa autoestima, Rubalcaba y Chacón andan a la greña postulándose como salvadores del naufragio del Titanic sociata. Chacón y Rubalcaba, los compañeros de viaje de ZP al caos, se ofrecen para sacar a España del atolladero al que ellos contribuyeron decisivamente a colocarnos. A falta de líderes de verdad, caudillitos. Uno, portavoz del Gobierno de Felipe durante el Gal y voz silente del Gobierno de ZP en el caso Faisán. La otra, catalanista de corazón, se luce como andalucista de pega. En ambos, el ansia de poder arrastra los barros de su mínima credibilidad.

Cualquiera de los nombrados es la antítesis del paradigma de lo ejemplar, de lo modélico, de lo edificante. Si Zp ha sido relegado al pódium esponjoso del Consejo de Estado, donde rumiará durante años su derrota, Rubalcaba debiera aspirar a poltrona similar en caso de que, en verdad, aspire a que su partido se reponga de la enfermedad que le contagiaron ciertos golfos. En cuanto a doña Carme Chacón, que siga acordándose de Olula y disfrute de la espléndida localidad almeriense de su padre. Al tiempo, que siga atendiendo sus negocios barceloneses. Políticos, claro.

Es preciso que el Psoe se recobre. La democracia necesita un poder opositor leal y constructivo. La enfermedad moral contraída es demasiado grave como para que elijan a un médico que jamás se matriculó en facultad de medicina ni practicó el curanderismo en jungla alguna. Si saben discernir qué es lo mejor para España, que se busquen otro galeno de fuerte sabiduría y ética hipocrática. Lo mejor para España no es lo mejor para el Psoe. ¿Verdad, Griñán? Criaturas.

Un saludo.

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