FACTURA SOCIAL
Caio Lara alerta, publica la prensa, sobre una creciente fractura social. Se lamenta el novel congresista del aumento de la desigualdad en España a causa del paro y de la precariedad. Sic. En los dichos términos. El nuevo parlamentario, aunque veterano polemista y viejo vocero de la izquierda mitad cubana mitad soviética, exhibe sus quejas ahora. Ahora que su aliado Zapatero ha sido despedido del Gobierno y en el mismísimo momento en que Rajoy ha sido ascendido a la máxima magistratura democrática del país merced al voto mayoritario de los ciudadanos. Ahora viene el demagógico llanto del señor Lara.
Lara, como casi todos los sofistas de la palabra, que confunden verso con poesía y vate con bate, avisa de la inminente fractura social pero silencia, el pícaro tiranuelo, qué parte de protagonismo se va a arrogar su formación política en la desestabilización de la sociedad durante el mandato del Partido Popular. Porque, a ver si nos enteramos, las izquierdas, aunque sean las puestas a macerar en el alcohol del pesebre psoecialista, sólo atisban rupturas cuando la muchachada de esta coalición saca tijeras y cuchillos. Nunca antes ni después. Es la sintonía de los compinches que rezan a Marx, ofenden a Engels, adoran al becerro de oro de la corrupción y elevan sus plegarias a san fidelcastro al tiempo que lucen, lerrouxianos ellos, sus chaquetas de pana y se toman el aperitivo en hoteles de cinco estrellas.
La fractura social, de venir, la habrá propiciado la comisión conjunta de Lara y Rubalcaba. Lo que no dice el coordinador que relevó a Llamazares -lo que dios te dé sampedro te lo bendiga- es el monto de la factura social que él ha venido consintiendo a los titiriteros de La Moncloa en órbita zapateriana. De esa factura, ni palabra. Romper, lo que sea. Justificar los gastos e ingresos, ni mediante albaranes sin firma ni sello. Hombre, Caio, si Vd. reconoce, a destiempo y mal, que la política de sus amiguitos del alma ha sido injusta e inútil y no ha traído sino crisis y paro, tenga la decencia de admitir que las reformas neoliberales -así las califica Vd.- de Mariano Rajoy pudieran mostrarse en un futuro inútiles e injustas. En un futuro.
Cualquier persona sensata, no dominada por el odio a la derecha o por el aborrecimiento a los discrepantes, sabe que una administración no descansa en ideologías sino en actitudes, aptitudes y resultados. A Zapatero le dan un balón y, después de reclamar el nombre de balona, nombra una ministra que legisle el maltrato a los esféricos que se utilizan en deportes ad hoc y subsume la nueva ley en la memoria histórica de las pelotas de badana que golpearon los ilustres futbolistas que vivieron durante la guerra civil y que pertenecieron al bando republicano. A los peloteros franquistas, ni agua. Lo mismo Rajoy no es un virtuoso de la finta ni un Pau Gasol de la técnica, pero sí es un Mourinho o un Guardiola de la buena praxis. Seguro que tiene calidad y a ella une el esfuerzo que nunca poseyó el tuercebotas de León. Y, además, dispone de equipo en vez de camarilla como el cretino de Fernando VII.
Con esa estructura mental, moral e intelectual, si hay fractura social no será imputable a Mariano. Habrá de atribuirse a la herencia ruinosa que recibió de sus compañeros de malgobierno y a las diligencias rompedoras que llevan a cabo los que juran la Constitución por imperativo legal. En España, señor Lara, sí que hay una factura social de coste ciclópeo. Sobre todo, porque ese monto deudor es contemplado por el único ojo que parece mostrar Vd. en su rostro político. Y claro, de los tuertos, lo torticero. Que Vd. no aprueba la investidura de Rajoy, pues muy bien, es su derecho y su libertad. Derechos y libertades que nos otorga esta Carta magna que Vd. acata pero no promete o jura. Claro, la libertad se gana a pulso. Y cuesta. Acaso Vd. prefiera que la libertad de los demás sea decidida por los suyos. Estilo Corea. Del Norte, claro. Allí sí hay fractura y factura.
Un saludo.
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