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Francisco Velasco. Abogado e historiador

BLANCO LLAMA A COMBATIR

 

 En estado de guerra. Las huestes psoecialistas llaman a sus militantes a combatir. Así se ha manifestado ese extraño universitario que se apellida Blanco y que, por los méritos contraídos en la defensa del partido del que come, es ministro de Fomento. El rey de la prohibición ha llamado friky y anarcoide a los populares por oponerse a que el nuevo límite de velocidad en autopistas sea 110 kilómetros por hora. Prohíbe y restringe. Capa y cercena. Reduce y coerce. Reprime.

 

Para los demás, la nada. Para los suyos, el todo. Es el sino de los fascistas. Ni Goebbels difundiría mejor los mensajes que alumbra la mente atormentada de Blanco. Ha dicho: “llamo hoy al PSOE andaluz "al combate" contra "las mentiras" sobre presuntas irregularidades en la Junta de Andalucía que reiteran Mariano Rajoy y Javier Arenas”. Hay que cerrar filas -prietas las filas, cara al sol, nueva la camisa-, ha agregado el gallego de chapapote, contra el enemigo popular. Ni una sola autocrítica. La mínima exigencia de depuración de responsabilidades para limpiar la inmundicia corruptiva de su partido. Ni un ultimátum a Griñán para que pida público perdón. Ni una advertencia a Chaves ante el descrédito creciente que sufre una organización de millones de honrados simpatizantes. Nada. Goebbels ataca los mismos valores que Blanco. Y viceversa.



Combatir y prohibir. Engels resumía excepcionalmente el concepto de ideología. Fruto de una conciencia falsa. Disolución de las libertades de los individuos en el bosque enmarañado de unas falaces libertades colectivas. Porca miseria. Nunca el progresismo político retrocedió tanto a ubicaciones de sórdida caverna. Jamás la izquierda se enfangó tanto en la elección y mantenimiento de líderes indeseables. En toda su historia, la democracia fue mancillada de tan aviesa forma por tan inicuos y vampirescos personajes.



Al combate. Están saliendo estos ministrillos menestrales del armario de sus delitos. La violencia que les invade sale antes que después. A las armas. Que nos quitan el marisco y la amante. Que nos dejan en bragas y sin audi. Ya lo avanzábamos en este blog va para dos años. Entonces era Chaves el que reclamaba posición de combate. Escribía entonces algo así como: Chaves lleva años mal gobernando Andalucía y, pese a verdad tan indiscutida, no tiene reparos a la hora de hostigar al PP como adalid de los casos de corrupción política. ¡Leña al mono, que son los populares de Arenas! ¡Toma posición de combate! De seguir en esa línea, entraríamos en una guerra sin cuartel, y ésta sí sería sucia en comparación con la de Irak.


¿Cuándo los políticos del PSOE dejarán su demagogia (a veces innata, a veces aprendida) y reconocerán públicamente sus errores? ¿Tendrá Chaves la gallardía de reconocer que Andalucía ocupa el último lugar, según el Informe PISA, entre las Comunidades Autónomas españolas, o que las empresas públicas andaluzas han perdido, según la Cámara de Cuentas, casi un cuarto de billón de pesetas en 2008? El día que ese cambio de mentalidad se produzca, este articulista creerá que el PSOE sí está en posición de combate, pero contra la mentira, contra la demagogia, contra el engaño, contra la manipulación, contra la propaganda nazi, contra la corrupción, contra la degeneración democrática,...

 

El fin del régimen felipista en Andalucía se halla próximo. Sí, felipista. Por él construido. Para su gloria y pompa. No hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Sin embargo, por Andalucía hay que cazar al oso. No matarlo. Sí dejarlo fuera de actividad. El daño que ha hecho es incontable. El mal tardará años en superarse. Es preciso un golpe de timón electoral que haga posible la contemplación de nuevas perspectivas políticas. La mejor arma contra la guerra es la paz. La paz es el sustento de la democracia. Las posiciones de combate han de pasar por el tamiz de la ley.


Éste que les escribe celebrará el cambio de régimen. El batacazo electoral del PSOE significará el fin de un período negro de corrupciones inacabables. Aunque sólo fuera por esto, habría que echarlos. Se impone, además, un movimiento de construcción autonómico que devuelva a Andalucía a la senda de la recuperación económica y de la confianza social. El resurgir moral va a ser más difícil. Todo se andaría. Una nueva victoria del PSOE indicará el triunfo de la democracia, sí, pero de una democracia intervenida. Es decir, una democracia pervertida desde dentro por esta Junta que nos desgobierna. Posición de defensa. De los ciudadanos honrados contra los políticos facinerosos, osos.

 

Un saludo.

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