LA CIUDAD DE LA JUSTICIA
La panacea. La ciudad de la justicia es la solución a los problemas judiciales de Huelva. Construida, adiós a la lentitud, despedida de las obstrucciones, olvido de las dilaciones indebidas, destierro de las faltas de atención a los justiciables, exilio de fiscales progubernamentales, y todo eso. No se lo cree nadie. Confiar la solución de los problemas a la materialización de una sede jurisdiccional, es de mentecatos. La falta de juicio de las personas es la causa principal de los problemas de la justicia.
Ahora el ayuntamiento ha puesto a disposición de la Junta el suelo que demandaba para centralizar y modernizar los juzgados de Huelva. Resta por saber qué argumento manoseará en adelante el Psoe para justificar que sus prisas no tenían más intención que la malevolente de atacar al enemigo Pedro Rodríguez. En Huelva, no cabe impartir justicia en condiciones dignas porque el partido popular no cede una parcela acorde a las necesidades, acusaban los psoecialistas. Lo mismo que el Ave nunca llegará a Huelva mientras no se desaloje a los vecinos de Las Metas. En idéntica dirección que los ochenta mil parados de Huelva traen causa de la nefanda política social y económica de Aznar. La casuística de las acusaciones de los componentes de la mesa camilla del chalet de El Conquero se entronca en la más sesuda filosofía de Feuerbach. O de Schopenhauer. Cosa. Oigan.
Toca mover ficha a la Junta de Griñán. Debe sacar fondos para edificar ese suelo tan gentilmente cedido por el consistorio popular. La duda reside en si escarbar en algún nidito de expedientes reguladores, si acudir a las subvenciones de cursillitos de formación, si pedir la cooperación de algún filesio suelto, si hurgar en la cueva de los fondos reservados, si solicitar un préstamo extraordinario al amigo Botín, si vender a empresa pública interpuesta el palacio de san Telmo, si recortar un poquito más el salario a los funcionarios o si congelar un par de añitos más las pensiones a los jubilados. Cabe acudir a los presupuestos. O malversar. O dejar de pagar alquileres inútiles. O prescindir de centenares de asesores de la nada. O eliminar gastos superfluos. O aquello en pasta.
Despejado el problema del solar, comienza la muralla de convertir el vano en macizo. Cumplido el compromiso por parte de Pedro Rodríguez, se espera la respuesta desnutrida de Petronila Guerrero. Corresponde equipar la desnudez. La Junta tiene un año por delante para mostrar, siquiera alguna vez, que la gente de Griñán no miente. Ya es difícil. Pero la esperanza es lo último que se pierde.
La ciudad de la justicia no traerá justicia a la ciudad. Si así fuere, renunciaba a todos mi patrimonio hasta la muerte. Con tal de que la justicia triunfase, lo doy todo. Por la justicia, no mato. Sí cedo.
Un saludo.
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