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Francisco Velasco. Abogado e historiador

VEHICULAR

Que sirve de comunicación entre grupos de personas de lengua materna distinta. De comunicación. El castellano debe ser lengua vehicular en Cataluña. Castellano y catalán. Pues claro. Que tenga que venir el Supremo a ordenar el tema, tiene narices. La Generalitat hace en aquella región de España lo que le da la gana. El Gobierno de Zapatero permite que en aquella comunidad autónoma se imponga la patente de corso de los nacionalistas. Cataluña para los españoles. Galicia, para los españoles. Y los países vasco y valenciano, para los españoles. En España, la lengua oficial es el castellano. La lengua vehicular no puede ser otra, salvo en aquellos territorios del país donde la vernácula de la tierra justifique la doble función comunicativa.

 

La lengua en Cataluña es tan rica que, en vez de una, tienen dos. Sin embargo, tan amantes del dinero fácil, los politiquillos catalanistas prefieren prescindir del patrimonio del castellano con tal de mantener una sensación de independencia. Prescindir y obviar. Obviar y humillar. La maldad de la destrucción sonre la bondad de la creación de prosperidad y de progreso.

 

La elección de Artur Mas como nuevo presidente del Gobierno autonómico catalán nos va a ofrecer un nuevo episodio del novelón separatista. Montilla se va pero se queda. Su funesta gestión a lo largo de los últimos cuatro años sólo es equiparable a la perfidia desplegada por su correligionario monclovita. Uno y otro se escabullen, por fin, no sin antes dejarnos servido el plato envenenado de los nacionalismos exacerbados.

 

Yo sé que uso harán de las sentencias del Supremo. Lo saben ellos y el propio tribunal lo malicia. La inmersión lingüística prosigue su andadura militar. Qué es una resolución judicial frente a un pelotón de fusilamiento. Se ríen los videlitas catalanes de las madres de la plaza de mayo de la jurisdicción. Qué risa, marialuisa. Esto es lo que hay, bravuconean. O lo tomas o lo dejas, provocan. El fascio se asienta en el regazo de la podredumbre moral. También se nutren los fascistas del crack económico, también. Sin embargo, el abono fertilizante de la miseria totalitaria es la propia ideología rompedora.

 

En Cataluña, los jerifaltes de la disgregación odian tanto lo castellano que confunden Castilla con España. La indignidad anida entre los más miserables que no se conforman con ser cabeza de león. Tienen que matar al rey de la selva para entronizarse como buitres.

 

El Supremo será contundente al resolver. No lo dudo. Veremos su firmeza a la hora de exigir a los catalanistas del poder el cumplimiento de la declaración judicial. De oficio, nada. Irán a remolque, como suelen. Carod rebuscará entre los restos del cadáver el ADN anticatalán de los magistrados a fin de mostrar urbi et orbi el ataque injusto a su pequeño país confinado en el noreste y secuestrado por la bruja castellana. Carod. Vehicular Carod. Conduce a la infamia y a la blasfemia. Es el mejor conductor del desastre de España. No tiene prejuicios. Ni juicio. Explote la nación española en mil pedazos. No es tanto querer a Cataluña como exterminar a España.

 

Vehículo. Castellano. Vehículo. Catalán. Dos por el precio de uno. Uno, a costa de todos. Los Montilla, Carod, Ridao, Laporta y otros sujetos sin predicado, caben en el mismo coche. Celular.

 

Un saludo.

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