EL PRECIO DE LOS FALSOS
La izquierda de opereta sube el puño y muestra la rosa. Se lucen. Como esos insectos que se aproximan a la luz para dejar en ella su efímera vida. Muestran la izquierda mientras se forran con la derecha. Cuestión de extremidades y de hemisferios. Gusta a esta clase de golfos fagocitar crustáceos. Es la expresión incontenida de un ansia tantas veces oculta.
Meses atrás, algunos politiquillos del Psoe de Valverde del Camino fueron cazados en una de ellas. La cosa les salió por mil ochocientos euros que fueron vertidos al fondo de no sé qué actividad de quién sabe qué mentira municipal. Creyeron los indigentes morales que el hambre por el lujo se sacia con una mariscada que pagan los contribuyentes. Gusanos. Con las cigalas y los langostinos de lujo no hacen sino tirar los desechos al pueblo que vota. Tragan los bandidos como si la vida les fuera en ello. A costa del ciudadano. Que para eso, los padres del Ayuntamiento se dejan la sérpida piel por los vecinos.
Ahora, el pillado es otro izquierdoso de Mango. Torrijos, el caudillo de IU en el Consistorio de la capital hispalense, se ha puesto ciego de tanto comer marisco. Mercasevilla por medio de Bruselas con la misma desvergüenza que Sevillamerca se corrompe. La culpa es de la derecha, se defiende entre cabreado e iracundo. Si pudiera, os echaría a las turbas encima, piensa mientras la voz hueca del barbado disfraz de sindicalista de baba, desgrana palabras sin sentido. Es una campaña mediática orquestada, insiste, para grabar a hierro una imagen pérfida de un hombre del pueblo que para el pueblo vive. Casi grita entre hipidos de llanto colérico.
Fascismo. Esa izquierda es fascista. Se comporta como los burgueses más despreciables al tiempo que proclama sus afectos por los más desfavorecidos. Corruptos. Estalinistas bolcheviques que matan para conservar el poder y conservan el poder para seguir matando. Es la repugnancia humana encarnada en abyecta política mientras millones de españoles sufren el cáncer maldito del paro cuya metástasis no encuentra terapia. Fascistas Torrijos y quienes como él despilfarran las monedas que niegan a los españoles. Son como la mayonesa caduca que provoca epidemias de gastroenteritis entre los comensales de un festín barato.
Es normal, balbucea a voces el hombre de IU. Es normal para los desvergonzados tirar el erario público en banquetes privados. Es normal en Torrijos y en quienes como este sevillano de contra hacen a escondidas lo que censuran a los que se pagan la manduca postinera con el dinero propio. Ya quisieran ellos ser la mitad de honrados que a quienes acusan de derechas. Ya quisieran. A los de derecha se les ve venir. A los de la izquierda bufa de rolex de pulsera y ferrari de plaza de toros de tronío, se les presume pero no se les pilla.
Hasta que la cámara hace justicia y, por una vez entre la tira, los retrata en Bruselas. Los retrata fuera de España. Bajaron la guardia en el extranjero. Se creían a salvo del ojo que todo lo ve y del periodista que todo lo cuenta. A salvo se creían. Estúpidos. Es de vosotros mismos de quienes debéis resguardaros. De vuestra ambición y de vuestra podredumbre moral es de lo que tenéis que protegeros.
Déjese de mentiras, hombre. Ya está bien. Tarde, pero haga contrición. Como Rafael Velasco, váyase Torrijos. Allá donde su figura no provoque náuseas. Lejos de la política que gente como usted enmerda. Sí, enmerda.
Un saludo.
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