PREDICAR
El Fundador del PSOE era un político de garra. Autor prolífico, escribió: “No sólo hacen adeptos los partidos con sus doctrinas, sino con los buenos ejemplos y la recta conducta de sus hombres”. Don Pablo exigía a los suyos virtudes morales. A los hombres. A las mujeres, no. Clara Campoamor le resultaba lejana al patriarca psoecialista. Una cosa es predicar y otra, dar trigo.
Algo se ha escrito sobre el capitalito patrimonial que ha conseguido doña Petronila. Tañidos de campana me han llegado acerca de la profesión de cajera de economato que desempeñó la presidente de la Diputación allá en sus años de juventud. Nada tiene que ver el oficio de antaño con la riqueza de hogaño.
La recién nominada candidata del Partido de Iglesias a la alcaldía de Huelva es, pues, una mujer de posibles. Estoy seguro de que cuanto posee, se lo ha ganado con el sudor de su frente. De la misma manera que apuesto que la opulencia formal de su estilo de vida no se arraiga en el oficio honrado y mal remunerado de empleada de supermercado. La política ha sido el trampolín de la señora Guerrero.
Cuánto dinero ingresa en sus arcas privadas doña Petri en virtud de su hacendosa gestión de política activa. Los ciudadanos deben conocer estas bagatelas, al menos para alegrarse de la fortuna ajena. Con ellos comparto mi gozo. Lo que no estoy dispuesto es a creer que la administración del Organismo que preside, se corresponda con los principios de objetividad, eficacia y transparencia. Nadie con dos dedos de frente puede tragarse semejante trola.
La presidente candidata responde al arquetipo desempolvado por Zapatero y los suyos. Mujeres victoriosamente elegibles. Las críticas contra ellas se deberán a su condición femenina y quienes censuren sus actos entrarán en el club de machistas réprobos. Ya existe un camino hollado por las De la Vega, Aído, Jiménez y otras esforzadas señoras. Son demócratas de baile. Sólo ellas.
La gente del PSOE, lejos de retener la moralidad preconizada por el señor Iglesias, se ha dejado seducir por otra de las frases acuñadas por el que fuera tipógrafo. Reza, con perdón, así: “el progreso de las ideas depende mucho de saber propagarlas”. Lo mismito que Goebbels. Todo parecido con la realidad no es pura coincidencia. Vaya que no. Galgos o podencos, refería Felipe González. Qué mas da si cazan. Qué más da. Da.
Un saludo.
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