Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

NUMANCIA

 

 Existe una actuación que me repugna muy especialmente. La de los "sepulcros blanqueados". "¡Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas, que devoráis las casas de las viudas y hacéis por aparentar largas oraciones!" Conforman una legión de farsantes, puretas e impostores que no se identifican con un territorio, ni con una profesión, ni con un patrimonio, ni con una religión.

 

Los sepulcros blanqueados son una casta apátrida, una condición réproba y maligna. Tienen en común la mentira que ennegrece sus almas y la verdad que pintan en sus caras untadas de afeites. Sepulcros. Blancos por fuera, negros por dentro. Bazofia.

 

Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. El señor Zapatero, presidente por accidente y accidente presidenciado, no se ha cortado en declarar que le molestan las resistencias numantinas. Como la de Tomás Gómez. Está bien, la resistencia. Vale el numantinismo. Se acepta el bizantinismo. Pero para otros. Para él, no. Para con el duce ZP, ejemplo de fascismo a la carta travestido de menú diario de talante democrático, ni “mijita”.


La defensa de su política económica no hace de Zapatero un resistente a la “numantina”. Nada de eso. La política económica, como la territorial o la diplomática, no es un modelo de patriotismo como la ahormada por los héroes sorianos. En absoluto. La política de este Gobierno se incardina en el proceso de rendición de la plaza. La defensa numantina no se refiere a la salvaguarda de los muros patrios, Ni mucho menos. La resistencia es a admitir la traición, el relativismo moral, la cobardía. Se resiste al reconocimiento del delito como el ladrón al que se detiene con las manos en la masa. Como el golpista grabado en directo por la cámara no desconectada del Congreso.

 

La Numancia de este Gobierno que España no se merece es una opereta de actorcillos que beben del GAL y comen del Faisán. Decía Cervantes acerca de estos personajes siniestros: ¿Quién mejorará mi suerte?/ ¡La muerte!/ Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?/ ¡Mudanza!/ Y sus males, ¿quién los cura?/ ¡Locura!/ Dese modo no es cordura/ querer curar la pasión,/ cuando los remedios son/ muerte, mudanza y locura.


La Numancia de Zapatero es la m
uerte, de la dignidad, la mudanza de la justicia y la locura, de la impotencia.

 

Un saludo.

0 comentarios