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Francisco Velasco. Abogado e historiador

NO HAY LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

 

La tesis de los señoritos de la televisión psoecialista, que pagamos todos, es recurrente. Sirve para un roto como para un descosido: el franquismo alentó el folklore vulgar, el artisteo afín y solícito, el humor más chabacano, la copla, las corridas de toros. El andalucismo más hiriente, de charanga y pandereta. De esta manera, el dictador amansaba a las masas, engañaba al hambre, distraía a las fieras, esquivaba al pueblo, adormecía, adormecía, adormecía.

 

Griñán, hoy, y Chaves, ayer mismo, se decían: es que si no los hartamos de tele, lo mismo se manfiestan pidiendo trabajo. Más tele. Tele hasta hartarse. Mientras, vivimos como maharajás. Después Dios dirá. Dios o Alá. El que sea.

 

Acabo de comenzar las vacaciones y ya los escaparates te recuerdan la cercanía de septiembre. La moda se adelanta al cronos. Las rebajas quedan atrás poco a poco. Se descuelgan como el farolillo rojo del tour. Como la situación social. El otoño promete calor humano y térmico. Calor humano negro, oscuro, confuso, turbio. El Plan "E" de estafa se ha convertido en el plan "R" de rencor. La caída de las hojas arrastrará en su ruina la catátrofe de una economía perdularia y crítica. No menos crítica por esperada ni por esperada, menos crítica. En los estertores del zapaterismo, la prensa no se atreve a decir la tórrida temperatura social del nuevo y tiznado Otoño que se nos asoma.


El Gobierno se cura en salud. El mismo Corbacho, que aparenta mostrarse imperturbable, reconoce y avanza que el otoño no será positivo. Lo malo es que se queda tan ancho. Le importa un bledo lo que se avecina. Cara de póker. Al igual que su jefe, el mago de las finanzas, Zapatero. Carita de ángel. ¡Qué digo del Gobierno! ¡Hasta los sindicatos subvencionados admiten la inminencia de tensiones! CC.OO. y UGT anuncian una huelga general que se quedará en sargento.



A verlas venir. Aquí el que no corre, vuela. Tras la tempestad, viene la calma, repetía Felipe González. La tempestad acabó volteándolo en la dulce derrota de 1996. La calma vino después, cuando la ciudadanía expulsó a un incapaz PSOE del Gobierno de la nación. ZP espera la calma. La calma no llega. Él se inventa treguas y alecciona sobre cómo distraer al pueblo. Para distracciones está el pueblo. Sobre todo después de que agosto se convierta en pasarela a la dureza del mileurista y de campanilla de extremaunción de los parados y de los que han de alimentar a la fiera insaciable del desempleo.

 

Zapatero sigue de vacaciones. Su cachondeo del pueblo español no tiene cercas. Desde León escribo. Aquí se le espera hoy para celebrar su cumpleaños. Viva  su Valladolid que lo vio nacer pero se liberó de tan triste personaje. Viva León, que sufre su adopción. Viva.

 

Un saludo.

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