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Francisco Velasco. Abogado e historiador

TELECARROÑA

En la cadena trófica, el buitre ocupa un lugar importante. La actividad de esta rapaz carroñera en un ecosistema refleja el grado de conservación de un patrimonio natural. Natural. En el patrimonio social, el buitre indica cosa distinta. Y opuesta. Social. Representa el triunfo del desvalor frente al esfuerzo, el arribismo oportunista y despiadado contra la buena fe del que hace del trabajo su único modus vivendi. Natural y social. Sepan que en el mundo de la economía, los “ buitres” son fondos de capital riesgo que invierten en la deuda pública de una entidad débil o casi en bancarrota. Ay la bolsa. Ay la deuda. Ay España. Entre lo natural y lo social. Ay.

 

En la vida política, el carroñerismo se adueña de grandes ámbitos de poder. Se forman auténticas bandas de estas rapaces bípedas e implumes. Se las considera agrupaciones ignorantes, miserables e incompetentes. Incompetentes porque no pueden más que aprovecharse de la muerte ajena. Miserables, en cuanto quieren la destrucción del entorno. Ignorantes, puesto que no conocen otra forma de ganarse la vida. Querer, poder y saber. Cualidades encomiables si se dirigen al bien común y despreciables cuando se orientan al exclusivo, y excluyente, interés propio.

 

Rapaces carroñeras son, por ejemplo, las televisiones públicas que se alimentan de la muerte intelectual de los ciudadanos y devoran su seso. Carroñeras son las televisiones privadas que hacen del mal ajeno la fuente nutritiva de sus estómagos omnívoros. Como buitres vulgares se comportan los directivos de estos entes mediáticos que animan los más bajos impulsos (muerte, dolor, desgracias y un largo etcétera) con la aviesa intención de aumentar el share y, al tiempo, abultar la cuenta de resultados. Doce días, doce causas, publicita una de estas cadenas carroñeras para engrosar la mentira de las estadísticas. Con todo, el buitrismo de las públicas es más escandaloso que el de las privadas. De esta forma, el patrimonio social entra en una crisis mayor, en cuanto es la dministración la que, en vez de retirar la chasca del campo, contribuye a aumentar el peligro de incendio.

 

Pondré un ejemplo proyectable a cualquier comunidad política, local, regional o nacional. La Junta de Andalucía sostiene con fondos públicos a esa empresa que conocemos como Canal Sur. Su posición de privilegio respecto a las emisoras privadas lesiona el principio de igualdad de oportunidades y destroza la ley de competencia. El déficit de la televisión psoeandaluza se incrementa año tras año. En 2008, las pérdidas globales ascendieron a más de 1.200 millones de euros. Esta cantidad equivaldría a la que resulta de no congelar las pensiones de los españoles durante dicho año. Ojo. No la de los andaluces. La de todos los pensionistas de España. La carroña televisiva se ceba, pues, sobre todas las clases sociales aunque incide especialmente en los más desvalidos. Ni siquiera se constituyen en vehículos de cultura o de educación. Salvo que los “pájaros” dirigentes del ente consideren como tales dos raciones de coplas rancias, tres platos de intestinas vidas de ancianos o tres mil tapas de deportes varios.

 

¿Cui prodest? Al PSOE. No lo duden. En Canal Sur hallan el chavismo y el griñanismo la más formidable arma propagandística que alguien pueda imaginar. Que el gasto es vergonzoso, también. Los carroñeros se lanzan a descarnar las infraestructuras, ya viarias, ya educacionales, ya sanitarias. Ya. Recortan la piel de los funcionarios y se disponen, pico en ristre, a esperar que la congelación se haga líquida para abatirse sobre las nuevas víctimas. Si les faltara el alimento, los buitres de la sociedad perecerían en la inanidad de su esencia. Tendrían que ponerse a trabajar en algo productivo. Depredan la carne muerta. O la que está a punto de fenecer.

 

 

Señor Griñán. Que Zapatero sea malo, no quiere decir que usted sea bueno. A que no. No olvide que en una democracia, ¿le suena?, si reina la opacidad, el partido deviene banda, el gobernante, mamarracho, y el imperio de la ley cede ante la ley de la mafia. Es preciso limpiar la sociedad, que no la naturaleza, de aves carroñeras y de otros animales de esa especie.

 

Un saludo.

 

 

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