LA JUBILACIÓN INEVITABLE
La confusión mental que embarga al Gobierno de Zapatero es comparable a la cortedad de su personalidad. Los tímidos suelen ser los más inflexibles y los más vengativos. Al mismo tiempo, los que más han padecido humillaciones, más procuran el apoyo de los sufridos. No es que éstos les importe. Es que son su excusa, su coartada, para acometer la madre de todas las venganzas. En su nombre, se vengan de la humanidad explotadora, ya sea la familia, la empresa, la vecindad, las amistades... Se me quedó grabada la frase "necesito más que nunca vuestro cariño". La pronunció Zapatero en un Congreso de la UGT. Necesito vuestro cariño, decía entre afligido y emocionado. Nunca creí sus palabras. Nunca. Encerraban un gatazo. La fiera de la complicidad de los más desvalidos. El gigante enano que provoca más repulsión que miedo. La defensa de los trabajadores era la consigna engañosa.
Se descubrió la treta. El olor del dinero le vistió de burgués y mostró su disfraz desnudo de obrero comprometido. El presidente va a subir la edad de jubilación. El bastión sindical ya no le sirve. En vez de decir la verdad, jugó a engañar. Mal asunto.
Naipes boca arriba, presidente. No es ningún desdoro, señor Zapatero, reconocer los errores o abjurar de las triquiñuelas. No pise a los más pobres para auparse. Reconozcamos los hechos. La corriente nos lleva a retrasar la edad para jubilarnos. Por ahí debe andar la ley. Luego se reglamentará. Se tendrá en cuenta el umbral cronológico, la dureza del oficio, los años cotizados, las enfermedades que hormiguean, la posibilidad de prejubilar. Diga eso a los sindicatos. Pero diga y haga. Enuncie y concrete. Es el peso de la obligación.
No siga por el camino del héroe que nunca fue pero quiso imaginar. Hemos comprobado que es tan falso como el Voltaire que ateo disfrutó y que católico se abrazó a la muerte. Bájese en la próxima. Nunca condujo el autobús de línea. Hizo como si. Como si. La jubilación postergada es una necesidad. Con matices y precisiones, pero no tiene vuelta atrás. Igual que la reforma laboral. No utilice al pueblo para dar coces en el culo de ese pueblo. Sea, por una vez, humilde.
Ah, y como le pido un imposible, dimita. O convoque elecciones para que el pueblo hable.
Un saludo.
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