Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

REDUCIR SALARIOS Y DIGNIDADES

 La reducción del salario es un ataque al derecho. Lo es, como lo plantea el señor Blanco, todavía ministro de Fomento, si no fundamenta su decisión. Pura arbitrariedad si el acto no descansa en una casuística de peso. Factor desincentivador de la productividad de cualquier empresa. No se le ocurre ni al que asó la manteca. Es propio de un personaje snob, de un infiltrado de la empresa competidora o de un ignorante enredador. Acaso en Blanco se reúnen todas las disyuntivas señaladas.

 Si la masa salarial de los controladores de Navegación Aérea es la que cobran, no cabe duda de que alta es. Muy alta. En términos absolutos y, por supuesto, más en términos relativos. Desorbitada teniendo en cuenta titulaciones, responsabilidades y funciones. Sin embargo, no son los controladores quienes imponen el sueldo mensual. En absoluto. Es la empresa la que convenia y la que gestiona. La empresa pública que despilfarra el dinero de todos los contribuyentes.

 La empresa es pública. Tan pública como la institución que remunera al Ministro por desarrollar su puesto de trabajo. Un puesto de trabajo el suyo al que ha advenido, no por la vía del mérito opositor, de su capacidad administrativa, de su experiencia empresarial o de su pugna con otros posibles candidatos en un plano de igualdad. Nada de eso. El ministro Blanco ocupa un cargo de tan altísima responsabilidad sin someterse al tamiz de la categoría profesional en leal lid con otros españoles. Su acceso a rango tan distinguido y tan bien pagado sólo tiene una causa encadenada: su militancia en el PSOE, su cercanía al señor Zapatero y su obediencia ciega a las consignas que su partido marca a sangre y fuego. He ahí el mérito de Blanco por el que percibe una media de cien mil euros anuales. Gajes aparte.

 Para un empleador, el salario supone, sin duda, un coste, pero también un incentivo de productividad. Para el empleado, un horizonte de nivel de vida, una satisfacción por la eficiencia laboral desplegada y un subidón de la autoestima. La conjunción de bienestares se traduce en pujanza, progreso y desarrollo empresarial y personal. Excelente muestra de lo que es el paradigma de la empresa sostenible.

 Pero como a Blanco le molesta el bien ajeno, allá va el padre de la patria y, de un golpetazo, torna bien en mal, paz en lucha, derecho en arbitrariedad y ley en humo. Qué se puede esperar de un comisario político. Qué se puede sacar del páramo más desértico. Qué de Zapatero. Paro y ruina. Ruina y paro. ¿Propone, al menos, alternativas de futuro? Ni una. Lo tiene sencillo: que decuplique la oferta pública de los controladores aéreos. De esa manera, fomenta el empleo, normaliza los sueldos, rinde eficacia a los contenidos, garantiza la bondad de las funciones y no acuchilla el honor de los profesionales. Muy sencillo. ¿Lo entenderá? Sí, pero su muñeca, no.

 Me vienen a la cabeza dos reflexiones de Kahlil Gibran sobre conceptos antitéticos: la motivación y la arrogancia. Decía el poeta libanés que un poco de conocimiento que actúa es mucho más valioso que tener conocimiento y no actuar. Y agregaba: la generosidad es dar más de lo que puedes y la arrogancia es tomar menos de lo que necesitas. ¿Ha comprendido ministro de cuota...íntegra psoecialista? ¿Y su muñeca?

 Un saludo.

0 comentarios