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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DUDAS DISIPADAS

 El presidente del Gobierno, el señor Zapatero, ha vuelto a cojear del mismo pie. Miren que ha intentado simular. Nada que hacer. El hombre tiene el instinto que tiene, como el escorpión tiene el suyo. ¿Alguien puede cambiar el instinto? Es posible, pero la complejidad de esa operación es de las que se encuadra en el dicho de que "es peor el remedio que la enfermedad". ¿Y qué ha dicho ahora ZP para que el articulista le lance esta invectiva sobre el instinto? Buena pregunta. Procuraré dar una respuesta de nivel.

 A su expresión de que España es un concepto discutido y discutible, el presidente del Gobierno de España agrega otra perla de su cosecha: el concepto de nación referido a Cataluña ni le preocupa ni lo rechaza. Incluso le parece un acierto que se incluya en el Preámbulo del Estatut. Cuando la mitad de España se resguarda de los vendavales de independencia que rolan desde Cataluña y País Vasco, y la otra mitad avizora nuevas tormentas en los cardinales de Galicia y Baleares, el señor Rodríguez Zapatero que qué bien, que qué hermoso el día, que qué tiempo tan bueno disfrutamos, que qué malo es el cambio climático y que qué amistad me une con Obama. Maravillosa mente privilegiada la de este ínclito personaje.

 Tener a este señor como presidente del Gobierno me resulta tan peligroso como meter al enemigo en casa. Actúa como la termita que devora la caoba patria española y, a la vez, como el vencejo migratorio que anida gregariamente en casas ajenas. ZP parece, no ya catalán, que sería un mérito, sino catalanista "marrano" que quiere hacerse perdonar su origen castellano-leonés o que se alimenta de las migajas electorales de los psoecialistas de Cataluña. No hay interés más interesado que el suyo.

 El presidente espera una gran sentencia del Tribunal Constitucional. En su ambigüedad dialéctica calculada, no precisa si el "esperar" es sinónimo de "anhelar" y si la "gran" sentencia se refiere al fallo que satisfaga a los catalanistas de pena y de pega a los que tanto necesita para seguir en el poder. Me da que un orgasmo pleno asomaría en su rostro de producirse el anhelo satisfactor. Me da, me da. Zapatero. Dónde irás, buey, que no ares. Zapatero. Me da, me da. Y mientras, los Carod y los Montilla, dame, dame, que si no me das, me das, sin Gobierno te quedarás, quedarás.

 ¿Creen ustedes que ZP tiene valor para seguir el mandato constitucional? Me da que no. Ni en frio ni en caliente, que no. Ni por inteligencia ni por ética. ¿A dónde nos lleva este señor? A nada bueno, seguro. ¿Y Rajoy? Esperando el cadáver político de su enemigo. Pero que lo maten otros, dice don Mariano, el del avestruz.

 Un saludo.


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