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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DOBLES VARAS DE MEDIR

La legislación española establece diversos requisitos a los menores de 18 años para poder trabajar. El Estatuto de los Trabajadores diferencia tres tramos de edad. El primero no contempla la celebración de contrato al menor de 16 años por más que sus padres o tutores consientan, toda vez que la escolarización es obligatoria hasta entonces. El segundo agrupa a los mayores de 16 pero menores de 18 años no emancipados o no gocen del beneficio de la mayoría de edad; éstos sí pueden acceder al mercado de trabajo con la autorización de quienes por ellos respondan. El tercer tramo comprende a los jóvenes entre 16 y 18 años, bien emancipados, bien casados, bien beneficiados por la concesión judicial, que pueden llegar al mundo del trabajo a partir de su propia decisión de hacerlo. Pese a ello, no se les permite realizar labores nocturnas ni realizar horas extraordinarias, so pena de arrostrarse las consecuencias tipificadas.

 Cuando se encienden las luces de neón es en el momento en que afloran los prejuicios del legislador. A los trece años se prohíbe, pues, trabajar pero se permite mantener relaciones consentidas con adultos, y se les considera penalmente inimputables. Los chicos de 14 años tienen vetada la conducción de un ciclomotor pero ya tienen edad para ser penalmente responsables. Hasta los 18 años, carecen de autorización para comprar tabaco o alcohol o para entrar en una discoteca. Sólo con permiso de los padres, pueden hacerse un tatuaje. En ningún caso, se les permite conducir un coche ni emitir el sufragio. El absentismo escolar de los menores debe ser notificado, de manera fehaciente, a los padres por sus tutores académicos o responsables docentes. De la misma manera que no se les debe entregar a los menores sus calificaciones.

 En este contexto, la ministra de Igualdad, señora Aido, ha presentado un proyecto de ley en el que se muestra partidaria de que las menores de 16 años puedan interrumpir voluntariamente su embarazo (vamos, abortar) sin necesidad de que sus padres se enteren, se informen y, mucho menos, consientan. En el mismo sentido se han manifestado la ministra de Sanidad, la señora Jiménez, y el ministro de Justicia, el señor Caamaño. Igualdad, Sanidad y Justicia. Por su parte, el Consejo de Estado y el Consejo Fiscal defienden la conveniencia de informar a los padres.

 En este maremágnum de normas jurídicas y situaciones de facto (droga, botellones, fracaso escolar, etc.), el Presidente del Gobierno no ha dicho "esta boca es mía" en torno al tema. No se ha opuesto pero tampoco ha mostrado complacencia plena. En todo caso, conociendo al señor Zapatero, todo es posible. No obstante, este articulista quiere llamar la atención sobre su intervención en la publicación de las fotografías de sus hijas junto al matrimonio Obama. En la misma se simultanean la función privada y pública del Jefe del Ejecutivo. Uno ignora la edad de estas jovencitas. Al menos, la de una de ella debe rondar los dieciséis años. Me pregunto: ¿ha tomado Zapatero la decisión de respetar la privacidad de las menores o esta decisión se ha adoptado sin pedir la aquiescencia de las mismas? Si la respuesta se orienta en el segundo término, habrá que convenir que el señor Rodríguez utiliza dos varas de medir. Como de costumbre. Una, para el PSOE y otra, para el PP. Una para las menores de 16 años que no sean sus hijas y otra, para sus hijas menores de 16 años.

Varas de medir. Varas antiguas. Varas modernas. Varas sempiternas. Vara de medir de la incomparable y extremeña plaza de Zafra. Reliquias que se conservan. Medidas que sisan derechos. Acciones que generan desigualdades. Obras que hieren. Justicia. Igualdad. Sanidad. Lo subjetivo, si conviene. Lo objetivo, cuando interesa. Sistema Métrico Decimal. Sistema, poeta, sistema.

 Permítanme que me despida, por hoy, con unas palabras de Tom Wolfe: "hay que hacer un mundo protegido de la hipocresía". Lo de ZP es digno de estudio.

 Un saludo.

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