EL DISCURSO DE JOSÉ ANTONIO... ALONSO
Camino de Cádiz, la radio me ha ofrecido el discurso del señor Alonso, portavoz del PSOE en el Congreso de Diputados. Tuve una primera intención de cambiar de emisora pero acaso el morbo me llevó a escuchar sus palabras.
Hasta su salto a la carrera política, don José Antonio era juez. Da miedo. Si el discurso que ha pronunciado en el plenario de ayer, día nueve, se corresponde con la coherencia de sus sentencias como magistrado, mejor que nos atrincheremos. Los fundamentos del partido que gobierna España han sido tan vergonzosamente manipuladores que si sus fallos judiciales fueren de ese mismo calado, este articulista pondría en duda la bondad del Estado de derecho y el imperio de la ley.
El señor Alonso ha dedicado casi todo el tiempo que ha prolongado su intervención a atacar al PP, a Rajoy y a todo cuanto se moviese en la ideología política de los populares. Vergüenza. Uno siente vergüenza al comprobar, en vivo y en directo -por fortuna, no he visto el rostro del prócer psoecialista- cómo una persona que se supone digna, razonable, sensata, objetiva, profesional, puede llegar a decir tanto dislate por mor de su adscripción a un grupo político.
Don José Antonio sólo ha atacado al PP. En momento alguno se refirió al rapapolvo unánime de todos y cada uno de los representantes de las distintas formaciones intervinientes. El objetivo era el PP. El malo era el PP. El antipatriota era Rajoy. El debelador de los pobres trabajadores españoles era el partido de la gaviota. El objeto de arrinconamiento eran los de Aznar. Goebbelsianismo puro.
Con jueces como éste o como Garzón, el poder judicial no puede ser independiente. Causa pavor encontrarse a uno de estos prendas en un juzgado y estar al alcance de la ejecutividad de sus fallos. Fallos. Errores. Equivocaciones.
Socorro. Partido viene de parcial. Parcial es un antónimo de objetivo. Lo objetivo es el complemento de la igualdad. La igualdad se predica de un Estado donde los ciudadanos son libres. La libertad impele a expresarse sin más límite que la verdad y el honor. En este silogismo diabólico, uno concluye que mientras haya partidos políticos en vez de grupos políticos, es imposible la objetividad y, en consecuencia, son irrealizables los ideales de igualdad y de libertad. Don José Antonio Alonso nos ha ofrecido una muestra de la tesis que expongo. Vergüenza. Madre mía, qué vergüenza.
Un saludo.
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