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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CAPITALIZAR EL HUMANISMO

"Sistema, poeta, sistema. Empieza por contar las piedras. Luego, contarás las estrellas".

Preciosos, enormes, versos de León Felipe. Vienen a cuento siempre. Más todavía a raíz de las palabras públicas, y publicadas, de uno de los mayores talentos políticos del lugar y del tiempo: de don Mario Jiménez, secretario general del PSOE de Huelva, un hombre criado a la vera del ilustre don Javier Barrero, de cuya escuela participa, al parecer, en cuerpo y alma.

 Ha dicho don Mario Jiménez, adalid de la justicia donde los haya, al igual que su preceptor y predecesor en el reino socialista del chalet de El Conquero, que el objetivo del PSOE es "alcanzar una mayoría suficiente en Europa que le permita configurar un Parlamento para humanizar el capitalismo".  Sic.Tan tranquilo quedó el señor y tan ancha su concurrencia. Humanizar el capitalismo. Madre mía.

 Humanizar significa hacer a alguien o algo más humano, familiar y afable. Es preciso hacer a alguien más familiar y afable para que, investido de humanidad, pueda convertir en más asequible y cercano a todo lo que, por esencia y por caracteres, se presenta tosco, duro, a veces cruel, pero al mismo tiempo, necesario en un mundo que busca más el progreso material que el desarrollo del espíritu. El autor de esa preclara (término joseantoniano donde los haya que viene de perlas al señor Jiménez, don Mario) proposición dialéctica quiere humanizar. Y, en primer lugar, habría que preguntarle hastá qué punto llega su humanidad personal/política. El señor Mario Jiménez no se ha caracterizado por entregarse a los demás (salvo a los de su partido), ni tampoco ha sobresalido por su aportación al mundo de las ideas o de la ciencia o de la cultura o del deporte o de la filantropía o de la religión. Tampoco el Jefe Provincial del Movimiento Psoecialista se ha distinguido en su faceta de mecenazgo de artistas, de prócer de los desvalidos, de líder de los sans culottes, de hombre desprendido y generoso que entrega parte de su pingüe salario a organizaciones contra el hambre en el mundo. Nada de eso.

 Y, encima, o debajo, el señor don Mario Jiménez quiere humanizar, él, un sistema económico como el capitalista, en el que el capital prima sobre el trabajo en cuanto elemento que produce riqueza. Pero esta riqueza debe comportar ganancias, beneficios económicos, posibilidad de negociar con propiedades, de engendrar intereses, de realizar inversiones,... ¿O acaso, señor Jiménez, don Mario, las empresas del Polo Químico que Vd. ahora simula defender y que su Partido casi Único, a través de la Junta, su Junta, subvenciona generosamente, están instaladas en la avenida Montenegro por su abnegación y su dedicación a los trabajadores? No, don Mario, no; la localización de estas fábricas respondió a unos aconteceres históricos, su permanencia a otros y su posible final descansará en coyunturas varias que vd. conoce. Dinero, don Mario, dinero, es lo que busca el capitalista. Trabajo, don Mario, trabajo, es lo que pretende el obrero. Humanizar el capitalismo.
 El capitalismo, don Mario, no tiene más ideología que el mercado, y más leyes que la oferta y la demanda, y más credo que la maximización del beneficio. No sé si me comprende, don Mario. Pero sí, sí que me entiende. Vd. podrá ser un demagogo, un mentiroso compulsivo, un insultador resultón, un pandillero político, un demócrata de salón, un dócil alguacilillo del gran maestre, unas cuantas cosas más, todas ellas susceptibles de matiz, sí, pero de ignorante no tiene usted ni un pelo. Sabe más que los ratones "coloraos". Y claro, en esa sabiduría de pilluelo barroco, en esa chalanería de truhán de feria, en esa vocería preelectoral, es capaz de vendernos la estufa en Darfur y la nevera en Laponia. En ese sentido, usted busca su propio beneficio porque su capitalismo no es el de vender productos materiales en el mercado, no señor. Su capitalismo es el de comprar y vender votos que le proporcionen réditos electorales y políticos. Humanícese entonces, hombre, humanícese.
 Un saludo.


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