CUANDO LOS RESIDUOS SON SUBPRODUCTOS
-Cuando abortar se eufemiza de interrupción del embarazo-
Las balsas de fosfoyesos no son simples residuos. Son subproductos. Así nos lo está queriendo vender la consejera de Fertiberia, digo de la Junta de Andalucía. Consejera de Medio Ambiente, no vayan a creer. La señora Cinta Castillo está impusando ahora -qué tarde llegáis "mangas verdes"- la creación de un Comité de expertos pertenecientes al ámbito académico (?) y científico (?) para restaurar Marismas de Mendaña, un vertedero ciclópeo de millones de kilos de fosfoyesos. No se conoce el nombre de los expertos, pero como tengan la misma tendencia que los prohijados por la Ministra de Igualdad, de restaurar, nada. Al efecto, la señora Castillo, Consejera de Fertibera, digo de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, se marca como objetivo el convertir las balsas de fosfoyeso "en una fuente de riqueza, económica y ambiental y el plan de restauración deja abierta una puerta al mantenimiento de la actividad industrial".
Uno, que ha pasado unos días en Milán, se acuerda de Berlusconi cuando, de regreso, conoce noticias como ésta. Y, en la ingenuidad de los que se ausentan en el espacio y en el tiempo pero también en las ocupaciones/preocupaciones, uno se pregunta al retornar que qué pasa con las sentencias de los jueces, que qué atención se está prestando a las posibles consecuencias negativas para la salud de los onubenses, que qué responsabilidades se reclamarán a los responsables políticos y, sobre todo, a los expertos del Comité.
A la primera cuestión, no encuentro más respuesta que la que proporcionan los hechos omisos consumados, o sea, ignorar las sentencias. Respuesta lo es, como el silencio. Respuesta lógica, coherente y legal, no, en absoluto. ¿Por qué? Pregúntenle a la señora Castillo, consejera de medio ambiente de Fertiberia, digo de la Junta.
A la segunda, la respuesta sigue un cauce paralelo a la precedente. Muy segura debe estar la consejera cuota de Chaves, refrendada por Griñán el rojo, para decir lo que ha manifestado sin temor, por ejemplo, a almacenar en su domicilio un par de docenas de kilos de ese lingote tan preciado que es el fosfoyeso con aditivos de diferentes propiedades químicas.
A la tercera cuestión, podemos responder por partes. A la primera, sobre quién es el responsable de los residuos, la respuesta la proporciona el artículo 8 del Decreto 93/1999, que explicita como responsable a la persona a la que se ha encargado el control, vigilancia e información en la gestión de los mismos. Segunda parte: la empresa es la responsable administrativa en su calidad de productora o poseedora o vertedora de los residuos, cual señala la Ley 6/1993, de 15 de julio. Tercera parte: entonces, ¿no cabe responsabilidad penal? Claro que sí. Basta acudir a los artículos 325 y siguientes del Código Penal.
En anterior artículo de este blog, este relator lanzaba un aviso para navegantes: pronto se iba a buscar una salida, un atajo (no confundir con hatajo de demagogos o de corruptos) al problema de los residuos. Decía tiempo ha y me ratifico "a presenti" que se procuraría cambiar los conceptos: de la misma manera que el Partido casi único se avergüenza de utilizar el nombre de aborto (porque, en su hipocresía, reconocen que es un asesinato, a veces legal, de un humano vivo, ministra Aído, ser humano) y recurren al lítote de la interrupción del embarazo, pues de similar modo, para salir del adarve en que se han metido, los socialistas de Cinta Castillo aseveran que las balsas de fosfoyesos no son residuos, sino subproductos. Casi nada. Lo que les decía, una "berlusconada" sin paliativos.
Qué decir, jurídicamente, al respecto. La ley dice que los subproductos son residuos que se pueden utilizar como materias primas para otros productos o como sustitutos comerciales que son recuperables sin necesidad de someterse a operaciones de tratamientos. Dicho lo cual, uno aceptará que los fosfoyesos de Mendaña son subproductos si cumplen los aludidos requisitos legales; en su defecto, habrá que convenir que son eso, residuos, y acaso residuos muy peligrosos. El tema invita a honduras jurídicas y a tegucigalpas científico-técnicas, pero no toca hoy. Hoy toca volver a reflexionar sobre las varas de medir.
La vara de medir que utilizan el PSOE y los suyos no sigue la definición de barra de platino iridiado que otros admiten. No. La vara de medir del PSOE no sirve para mensurar. El que maneja la vara de medir de los psoecialistas no es un agrimensor. No. Es un percutor. Contra quien disiente, discrepa o disputa. Percutor que hace daño, mucho daño. En personas y en bienes. Que se lo digan a los disidentes del partido casi único que no sabe cómo retirar el adverbio de cantidad que afea sus aspiraciones.
Un saludo.
Uno, que ha pasado unos días en Milán, se acuerda de Berlusconi cuando, de regreso, conoce noticias como ésta. Y, en la ingenuidad de los que se ausentan en el espacio y en el tiempo pero también en las ocupaciones/preocupaciones, uno se pregunta al retornar que qué pasa con las sentencias de los jueces, que qué atención se está prestando a las posibles consecuencias negativas para la salud de los onubenses, que qué responsabilidades se reclamarán a los responsables políticos y, sobre todo, a los expertos del Comité.
A la primera cuestión, no encuentro más respuesta que la que proporcionan los hechos omisos consumados, o sea, ignorar las sentencias. Respuesta lo es, como el silencio. Respuesta lógica, coherente y legal, no, en absoluto. ¿Por qué? Pregúntenle a la señora Castillo, consejera de medio ambiente de Fertiberia, digo de la Junta.
A la segunda, la respuesta sigue un cauce paralelo a la precedente. Muy segura debe estar la consejera cuota de Chaves, refrendada por Griñán el rojo, para decir lo que ha manifestado sin temor, por ejemplo, a almacenar en su domicilio un par de docenas de kilos de ese lingote tan preciado que es el fosfoyeso con aditivos de diferentes propiedades químicas.
A la tercera cuestión, podemos responder por partes. A la primera, sobre quién es el responsable de los residuos, la respuesta la proporciona el artículo 8 del Decreto 93/1999, que explicita como responsable a la persona a la que se ha encargado el control, vigilancia e información en la gestión de los mismos. Segunda parte: la empresa es la responsable administrativa en su calidad de productora o poseedora o vertedora de los residuos, cual señala la Ley 6/1993, de 15 de julio. Tercera parte: entonces, ¿no cabe responsabilidad penal? Claro que sí. Basta acudir a los artículos 325 y siguientes del Código Penal.
En anterior artículo de este blog, este relator lanzaba un aviso para navegantes: pronto se iba a buscar una salida, un atajo (no confundir con hatajo de demagogos o de corruptos) al problema de los residuos. Decía tiempo ha y me ratifico "a presenti" que se procuraría cambiar los conceptos: de la misma manera que el Partido casi único se avergüenza de utilizar el nombre de aborto (porque, en su hipocresía, reconocen que es un asesinato, a veces legal, de un humano vivo, ministra Aído, ser humano) y recurren al lítote de la interrupción del embarazo, pues de similar modo, para salir del adarve en que se han metido, los socialistas de Cinta Castillo aseveran que las balsas de fosfoyesos no son residuos, sino subproductos. Casi nada. Lo que les decía, una "berlusconada" sin paliativos.
Qué decir, jurídicamente, al respecto. La ley dice que los subproductos son residuos que se pueden utilizar como materias primas para otros productos o como sustitutos comerciales que son recuperables sin necesidad de someterse a operaciones de tratamientos. Dicho lo cual, uno aceptará que los fosfoyesos de Mendaña son subproductos si cumplen los aludidos requisitos legales; en su defecto, habrá que convenir que son eso, residuos, y acaso residuos muy peligrosos. El tema invita a honduras jurídicas y a tegucigalpas científico-técnicas, pero no toca hoy. Hoy toca volver a reflexionar sobre las varas de medir.
La vara de medir que utilizan el PSOE y los suyos no sigue la definición de barra de platino iridiado que otros admiten. No. La vara de medir del PSOE no sirve para mensurar. El que maneja la vara de medir de los psoecialistas no es un agrimensor. No. Es un percutor. Contra quien disiente, discrepa o disputa. Percutor que hace daño, mucho daño. En personas y en bienes. Que se lo digan a los disidentes del partido casi único que no sabe cómo retirar el adverbio de cantidad que afea sus aspiraciones.
Un saludo.
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