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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MEDIAS VERDADES, MENTIRAS COMPLETAS

 El Parlamento catalán se dispone a aprobar la nueva Ley Educativa Catalana mediante la cual se cubre un doble objetivo. De un lado, se otorga a la Generalitat (que preside, ojo, el psoecialista andaluz Montilla y no el convergente Artur Mas) todas las competencias, con carácter exclusivo, para gestionar el sistema educativo. De otro lado, se blinda la inmersión lingüística en los centros docentes.
 Esta ley comporta no sólo que el Gobierno de Cataluña (hoy y ayer manipulado y condicionado y/o chantajeado por independentistas como Carod o Puigcercós) gozará de libertad para establecer y organizar su currículum, sino que estará facultado para convocar unas oposiciones docentes en las que será una exigencia "sine qua non" el hablar catalán. De esta forma, los profesores de otras regiones de España lo tienen imposible para ejercer la docencia en aquella parte de nuestro Estado. ¿Dónde está la igualdad de oportunidades, ministra (de cuota) de Igualdad? ¿Dónde está? ¿Dónde está la Constitución si esta ley convierte al catalán en la única lengua de uso en la escuela y relega al castellano a un tercer lugar (¡dos horas a la semana!) detrás del inglés? ¿Dónde está la igualdad, Bibiana? ¿No decía el PSOE que este partido sería el máximo garante de la Constitución? Mentira. ¿No defendían los socialistas que con la presidencia de Montilla se aseguraría la unidad de España? Mentira. ¿No decía Zapatero que sólo los suyos podían poner coto a las ansias separatistas de los partidos nacionalistas catalanes? Mentira. ¿No decía el "president" que él se erigiría en el gran adalid del bilingüismo? Mentira. El castellano no sólo se desprecia, no sólo se acordona, no sólo se aprisiona, no sólo se aparta, es que se va más lejos en el odio, es que se prohíbe (no así al inglés) impartir contenidos curriculares en la lengua oficial de España. ¿Es así, Montilla? Pues sí, es así. Las esperanzas del bilingüismo en Cataluña se esfuman de manos de quienes se autoproclamaban constitucionalistas. El PSOE de Cataluña (PSC) mintió y lo hizo a sabiendas y con la complacencia de Zapatero, el prisionero de su propia ambición de poder.
 Este articulista es confiesa muy crédulo. A priori, muy crédulo, porque tiene fe en la bondad del ser humano. Confía en la palabra de las personas. Cree en la buena fe de los gobernantes. A priori. Sin embargo, ese crédito se cancela cuando las políticas destrozan los verbos, cuando las obras aplastan los amores, cuando las mentiras derrumban a las verdades, cuando las desvergüenzas se tornan valores. En ese momento, dejo de creer y mi escepticismo deviene estratosférico. Fiel a mis ideas, confiaré en que Patxi López siga un camino distinto de Montilla y la Lehendakaritza se desmarque de la Generalitat. No las tengo conmigo, pero mi voto de confianza en la urna pública se ha depositado.
 Un saludo.

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