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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CUESTA LA TELE... Y PESA

MÁS DE MIL CIEN MILLONES DE EUROS. Casi un cuarto de billón de pesetas. Ésa es la cantidad que el Gobierno destina a financiar a RTVE, la que antes del desembarco de las cadenas privadas era la mejor televisión de España porque, claro está, no había otra.
 Ahora, cuando se aproxima el apagón analógico y esté presta a parir la televisión digital, la pregunta es si con este cambio, el Ejecutivo va a mantener esa cantidad o la va a incrementar. No olvidemos que la televisión es un servicio público. Tengamos, asimismo, en cuenta que el líder Zapatero ha anunciado "urbi et orbi" su decisión de retirar la publicidad de la tele pública. Lo que el caudillo Zapatero no ha explicado es cómo se va a sufragar esa descompensación financiera. Da miedo pensarlo.Que si las "telecos" van a tener que pagar más impuestos, que si los espectadores habrán de pagar un canon, que si los partidos de fútbol televisados sólo serán vistos por quienes paguen una cuota,...
 La televisión pública se paga hasta ahora "fifty fifty" con dinero procedente de los Presupuestos Generales del Estado y de la publicidad. Esta doble fuente de financiación nos indica la existencia de un doble concepto de la tele: como servicio público (como los hospitales, las escuelas, etc.) que pagamos entre todos los contribuyentes con nuestros impuestos, y como negocio, en virtud de las cifras que los anuncios comerciales han de desembolsar en función de si se emiten en "prime time" o en horarios periféricos. La supresión de la publicidad parece decantar la dupla conceptual en favor de la idea de servicio público. Otra cosa es qué y cómo se entiende el servicio público en el terreno televisivo, bien diferente al sanitario, al educativo o al militar. Este articulista no se cree que las televisiones públicas sean ciudadanas/cívicas que propenden a la calidad de la democracia y que las televisiones comerciales sean exclusivas de los consumidores y de los empresarios cuyo único objetivo es el beneficio material. No, no me lo creo de ninguna forma. Es tan simplista el planteamiento que por muy inepto que sea nuestro gobierno, no me creo que sea ingenuo. Todo lo contrario. Cuando teje, -que teje poco-, hila con muy fina rueca a fin de que la apariencia de la imagen pueda solaparse con la esencia de la realidad.
 Uno cree que Zapatero, en una pirueta de equilibrista, -con red, siempre con red, que él no se da el trompazo-, lo que persigue es ganarse, de una vez por todas, así, de un manotazo, es la adicción de las televisiones privadas. Las elecciones se aproximan y Zapatero es como el rey Enrique, el de las "mercedes", que trata de contentar a todos los que conviene a su interés, sin importarle un pimiento el bien general de la población. Su mensaje público es el de búsqueda de contento del pueblo. Su mensaje privado es el hacer favores para hallar su propia dicha. Tendrá que venir un Pedro I el Cruel para levantar lo que Enrique dilapidó.
  ¿Y por qué no hace lo mismo con las televisiones autonómicas? Porque no puede ni le interesa. No hay televisiones comerciales autonómicas. En todo caso, ya se encarga muy mucho de que las televisiones locales de su régimen y de su butre sean debidamente subvencionadas. Se asegura, así, el triunfo en la batalla de la imagen. -Pero no la victoria en la guerra contra el paro, me inquiere un lector. Esa guerra no la puede ganar el que la ha hecho estallar con su impericia y quien carece de resortes (bemoles) para intentarlo de verdad.
 Un saludo.

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