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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DE QUÉ SE RÍE LA VICEPRESIDENTA SALGADO, DE QUÉ

Lo mismo es que la señora Salgado no pierde el optimismo y éste se concreta en una sonrisa. Con esta sonrisa de esfinge, la nueva vicepresidenta -más chula que un ocho- se ha encalomado en la caja tonta y nos dice que ya hemos superado los cuatro millones de parados. Parados. Más de cuatro millones de personas privadas de trabajo. Eso es el paro, la privación de trabajo, la condena al ocio forzado, sin que medie un juicio, un mínimo procedimiento para poder defenderse, una leve garantía de trato legal. Parados, privados, condenados. Y se ríe. Gobierno. País.
No es un millón. Ni dos ni tres ni cuatro. Más de cuatro millones de hombres y de mujeres que quieren trabajar y no pueden. El Instituto Nacional de Estadística publica que el paro en España alcanza el 17,3%, que 1,1 millones de familias españolas tienen a todos sus miembros en paro y nada ingresan. Es la tasa de paro más alta desede 2001. ¿Se ríe Salgado de ese récord? ¿O se ríe de que este porcentaje ha sido superado en Comunidades como Canarias (CC), Andalucía (PSOE), Extremadura (PSOE), Baleares PSOE), Murcia (PP), Valencia (PP) y Castilla la Mancha (PSOE), donde se está entrando ya en la depresión laboral?
¿Se ríe, Salgado, de la previsión del Banco de España (el gobernador es de su partido) sobre el incremento (hasta el 8%) del déficit público o de la caída (al 3%) del Producto Interior Bruto, o acaso de la subida de impuestos a empresas y familias que demanda la Fundación de Cajas de Ahorros?
¿Se ríe, vicepresidenta, del contenido del último informe del Fondo Monetario Internacional que revela que las políticas económicas actuales no garantizan la sostenibilidad a largo plazo y que la deuda pública puede superar el 80,4% del PIB?
¿O se ríe del chiste de la ministra Bibiana Aído que ha afirmado que "España es un país de colores?
A lo peor es que esa risa se la produce el bienestar que parece desprenderse de la actitud de los líderes de UGT y de CC.OO, tan contentos ellos con la financiación que reciben de los Presupuestos Generales del Estado.
A mí, su risa, Salgado, maldita la gracia que me hace. Sólo tengo que mirar en mi derredor para ver a cientos de personas acudiendo, a diario, a los comedores de auxilio social, a otros miles devanándose los sesos para poder pagar la hipoteca de la casa por la que, a su vez, pignoraron parte de sus vidas, a miles de pequeños empresarios que cierran su chiringuito,... Maldita la gracia que me hace, señora. Y lo peor es que mientras gente como usted conduce el gobierno de este país, el túnel se oscurece y se prolonga hasta la indefinición. No se ría, Vicepresidenta. La cosa es para llorar. Al menos, sea sensible, ponga cara de compungida, como Zapatero. Sabemos que éste es un inepto pero por lo menos, si se ríe, lo hace fuera de cámara, y no lo vemos. Sea sensible. Un poquito.
Un saludo.



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