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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LO MENOS MALO

 

 La calidad no es requisito ni mérito en política. Esto es lo que hay. O nos conformamos o nos rebelamos. En cualquier caso, todos fastidiados. El mal menor es el objetivo, por ralo y mísero que nos parezca.

 

Pedro Díaz se ha reunido con Susana Sánchez, tanto da que da tanto, a poquito de apuntarse la victoria en las elecciones internas. El carisma de Pedro es de similar graduación enológica que un vino de mesa bebido directamente del brik de cartón. Susana sí se deja querer en un tintorro pesetero de los que nos servían, de jóvenes, con una tapa de altramuces en las tabernas de la Huelva antigua.

 

Que ambos se hayan hecho con el monopolio del consumo de alcohol en el país, es todo un síntoma de la pobreza económica y, sobre todo, del raquitismo cultural e ideológico de la ciudadanía. El hartazgo llega a tal nivel que un sorbo de alcohol barato sacia nuestras expectativas.

 

Entre Susana y Pedro cabe un trago. Lo malo hubiera sido que Madina se liara la manta a la cabeza y siguiera la estela malhadada de Eguiguren. Antes que el caos del vasco, la mesurada medianía de la asociación castellano-andaluza. Dónde va a parar. Al menos, con la presidente de la Junta, tenemos la certeza de que España seguirá siendo una y que la Constitución, de modificarse, será respetada en sus pilares. Lo cual es de agradecer en estos tiempos del cólera secesionista.

 

La voluntad de aunar sensibilidades forma parte de las políticas falsarias del Psoe. La sensibilidad prevalente es la del que gana. Las otras se suman, como postizos y pelucas, a la candidatura triunfante. Por eso, si Susana Sánchez y Pedro Díaz, que sí que da igual, se empeñan en llevarse las primarias al tercio del tiempo postmunicipales, las promesas dadas dormirán el sueño de los deseos imposibles y se almacenarán en el desván de los juguetes rotos.

 

Mucha es la fuerza de los barones socialistas en Ferraz para que el nuevo Papa se atreva a cambiar lo más sagrado de la organización: la obediencia debida al cónclave. Cualquier desajuste facial en este sentido supondría la muerte súbita del liderzuelo. En el Psoe no hay rey que rinda a la nobleza armada. Felipe se dio este gustazo singular durante cierto tiempo. Hasta que se quiso coronar emperador.

 

Hay que estar agradecido a la alianza entre Madrid y Sevilla. Un Madina en Ferraz sería una bomba de mil kilotones.

 

A la fuerza ahorcan.

 

Un saludo.

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