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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MÁS DE LO MISMO

 

                 Si alguien espera un hálito de regeneración en el Psoe, mejor que se le aplique respiración asistida. La irrupción de los tres aspirantes del masterchef psoecialista en la captación del voto militante no puede arrojar mayores dosis de desaliento. El programa de cada uno tiene de alta cocina política lo que de asepsia alimenticia el vender bocadillos de atún en la orilla de la playa.

 

                Tres eran tres y ninguno era bueno. Bueno para la democracia y bueno para España. Para estos discípulos, me quedo con el maestro Rubalcaba. De dentro vendrán que en santo lo convertirán. Pocas veces he sentido tal vergüenza al escuchar las sandeces de unos políticos como la que me invadió al ver la representación de falso buenismo y de ocultación de alfacas dialécticas. Hasta Zapatero, que ya, me parece más creíble que este trío de panchos.

 

                En su recorrido epidérmico por los graves problemas que acucian a nuestra sociedad, nada aportaron para su solución. España les cabe en una secretaría general de su partido. Sus propuestas son anteproyectos de anteproyectos del proyecto del siglo XXII.

 

                En cuanto a las medidas contra la corrupción, es como tener infinitas ganas de hacer pis y no echar ni gota. Cuando se refirieron a los expedientes de regulación de empleo de la Junta de Susana Díaz, el vómito hizo presa en mí. La Junta, dicen, actuó como debe. Pues muy bien, que a paseo.

 

                Si la terna que nos presenta el segundo partido más importante de España en función del actual número de votantes es la que hemos presenciado en televisión, mejor que Montoro siga descalabrándonos, que Fátima continúe disminuyendo la calidad del empleo, que Gallardón se mantenga erre que erre con el aborto y las tasas judiciales, que Cataluña y el País Vasco se desgajen, que la Constitución se despiece y que volvamos a la oscuridad de la Edad Media.

 

                Hay que tener cara de piedra, lengua de serpiente, manos de caco y mente de arpía para obsequiar al personal con estos regalos de limpieza de la política. Mejor que sigan aforados. No sea que cualquier juez de los predeterminados por la ley atienda una denuncia contra ellos y pisen el trullo.

 

                Calamidades, que sois unas calamidades.

 

Un saludo.

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