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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ENTRE UNOS POCOS

 

 

La bicicleta no se comparte. Es mía. El chiste fácil del comunista es, en realidad, una expresión macabra. Del consejo vendo que para mí no quiero a la solidaridad de los pobres pero yo soy rico. Toñi Moreno representa esa casta entre política y figuranta que dice lo que gusta a la mayoría pero que hace lo que place a ella y sólo a ella.

 

El programa de la 1, “Entre todos”, es un bodrio de Canal Sur adaptado al territorio nacional. No cabe mayor sucesión de lucecitas en el marco de la pantalla estúpida. Si acaso la aportación de Juan Imedio se acerca, en lo grotesco, al engendro de la presentadora.

 

Era de esperar. Algún espectador de la cosa debía poner los puntos sobre las íes y colocar un bozal en la boca de algunos demagogos. Si la moza cobra un pastón por programita, qué menos, le reclamó el televidente, que colaborara con un porcentaje de su descomunal sueldo.

 

Si aplicamos esta solicitud al salario de los políticos que se dejan la baba reclamando apoyo del común a los más desfavorecidos, obtendríamos el mismo resultado de balbuceo, de explicación desmadejada y de carita blanqueada por el peso de la luz de los focos. Pandilla de hipócritas.

 

Asistimos a un desarrollo de los telepredicadores como jamás lo hubo en la historia de la humanidad. Los curas se refugiaban en su púlpito. Los alcaldes buscaban el amparo de las paredes consistoriales y de los alguaciles. Los trileros mangoneaban en medio de los grupos de pilluelos avisados. Cada uno tenía su clasificación social y a ella se ajustaban. Estaban retratados y asumían la fotografía. Hoy día, no.

 

Los falsantes de hoy son los profesionales de la televisión más cutre desde la primera emisión. Los actorzuelos del no a la guerra que cenan en El Bulli y arrastran su condescendencia social en las tabernas del barrio más humilde sin entrar en ellas. Por supuesto. No se les pegue la miseria de los tertulianos sin carnet de partido.

 

Entre todos no debe seguir. La señora Toñi Moreno, menos. Los responsables de la maldad disfrazada de cooperación social, destituidos. Por mentirosos y demagogos. Por promotores de paraísos enfermos.

 

Un saludo.

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