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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL HOMBRE FUERTE

 

 El delfín de la que se avecina en la Junta no se llama Enrique, sino Mario, y no se apellida Pastor, sino Jiménez. Botones de la empresa psoecialista durante años, don Mario se supo granjear la amistad de Barrero y de los que partían el bacalao en Huelva. Y a fe que prosperó en su carrera desde ninguna parte.

 

Eliminado Griñán y desterrado Chaves, el señor Jiménez se va a erigir en el mariomán del partido de la corrupción y en el increíble Hulk de la fuerza neta de la política andaluza. Por un tiempo. El moguereño no se conforma con las mieles provincianas de una Andalucía empobrecida. Ni hablar. Si su paisano Juan Ramón alcanzó el Nobel de literatura, él no renuncia a subirse a la peana de sucesor de Rubalcaba. La pasta regional es muy golosa pero también delata los orígenes de quien la amasa. En Madrid, las desapariciones a lo Bárcenas son más difíciles de detectar y las cuentas empresariales indican números desorbitados.

 

Mario Jiménez está a la espera. Por el momento, su permanencia junto a la presidente Díaz es obligada. Las políticas de Izquierda Unida son una bomba de relojería que puede estallarles en la cara a poco que los pupilos de Diego Valderas sigan sacando los pies del plato. En San Telmo se tiene la certeza de que cada silencio cómplice de los de Lara suponen una consejería que se logra al ritmo de la canción del doctor Zhivago. Mario es un artista en la técnica de nadar y guardar la ropa. Sin embargo, se moja el trasero cuando el fuego amigo desgarra las trincheras y los fondos de reptiles tan necesarios para alimentar a la interminable cohorte clientelar. En este sentido, repartir prebendas entre los invitados a la fuerza, obliga a restar dividendos entre sus fieles. Y eso sí que no. Que a los de IU los conoció ayer y madre no hay más que una.

 

La suegra de Guerrero va a aportar luces a las sombras chinescas del escándalo institucional. La beneficiada de los eres puede convertirse en el hilo que desenrede el ovillo de la golfería de la Junta. Los delitos de insolvencia punible son rastreables por los agentes más novatos. Doña Victorina ha emprendido un desvío susceptible de poner en la recta de salida a don Mario. Los extrabajadores de Astilleros de Huelva andan interesados, asimismo, en señalar a Jiménez como el mentiroso que se cargó sus aspiraciones de proseguir en la empresa.

 

El hombre fuerte está en condiciones de recibir una gran galleta y no precisamente de cuétara. Más bien de maría o de gullón o de dhul, el de los ruizmateos. El ruido constante hace asomar los carajales. El primer discurso político del siglo XXI, que diría la señora Valenciano, salpicará de lleno a don Mario. Al tiempo.

 

Un saludo.

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