EL ROCÍO
Hoy, jueves, día 16 de mayo, salen las carretas de Huelva hacia la aldea almonteña. Por miles. Los peregrinos se cuentan por miles. La fe mueve sus pasos. La fe en Dios, con mayúsculas en honor a los creyentes, y la veneración a su madre, la Virgen, con mayúscula, María bajo la advocación de El Rocío.
Bueno, articulista, y a qué viene esto. Trasunto sociológico. Me acabo de acordar de los miles de españoles que atacan a la Iglesia, con mayúsculas, católica, que apostatan de la religión cristiana, que zahieren los sentimientos de millones de personas, y realizan toda una serie de actos anticlericales y que, sin embargo, ahí los tienen. Van hacia El Rocío. Participan en sus celebraciones. Se arrodillan ante las imágenes sagradas. Lloran con inconsolable pena a la patrona de las marismas. Y luego, en la publicidad de sus intereses laicos y/o políticos, se dicen ateos o agnósticos.
La hierofanía es la manifestación de lo sagrado. La aparición de la Virgen de El Rocío allá por la Edad Media, se enmarca en este concepto. Determinadas fechas del calendario propician un calentamiento del mapa térmico de la religión. A ese calor sobrevenido y puntual contribuyen los que se apuntan a la fiesta frívola ocultando su vena de religiosidad.
Por eso, cuando al pasar la caravana de caballistas y de caravaneros que desfilan ante la multitud que se congrega a su paso, veo a algunos participar en el cortejo de las pseudopanateneas/rocieras, me pregunto cuál es el precio de la fe y el coste de la política. Todo se vende y se compra. Incluso las emociones más íntimas. La coherencia es una moneda en desuso. Se configura la divinidad en la cuña de nuestra conveniencia.
Algunos personajes se diluyen en la miseria de sus convicciones. Escasa razón. Nulo argumento. Lo mismo se encuentran en la ermita a significados dirigentes de la izquierda política onubense más beligerante con la enseñanza de la religión. Una recomendación. Salúdenlos como si de fieles practicantes se tratare. Total. Como dicen los evangelios, si la vista te escandaliza… Sean lo tolerantes y libres que ellos jamás podrán ser. Es casi imposible que los dogmáticos y fundamentalistas admitan su condición. Ellos circulan siempre por el carril contrario al que marca el código. Y sin embargo, acusan a los conductores que marchan por donde deben de ir contracorriente.
Pobrecicos. A ver si en El Rocío se empapan de sensibilidad exenta de demagogia y vienen humanizados.
Un saludo.
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