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Francisco Velasco. Abogado e historiador

SENYERAS Y ESTELADAS

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Mis artículos sobre Cataluña revelan fijación. No en sentido freudiano. Sí en cuanto a mi voluntad de impedir que se manipule el ser catalán y trate, por tanto, de mantener su hermosa entidad lejos de las alteraciones políticas de ciertos grupos burgueses, oligárquicos y financieros que persiguen modificar su impar arquitectura regional y su muy singular idiosincrasia humana.

 

Las ofensivas soberanistas de estos lobbys pueden concretarse en monstruos perversos a partir de este domingo, veinticinco de noviembre. Sería terrible. Mucho más que si se derribara  la catedral gótica de Barcelona  o la gaudiana Sagrada Familia para construir sobre sus solares las torres Pelli de la inmoralidad. A martillazos no se puede elevar una política lingüística. A golpes de piqueta no se arranca el corazón de la ciudadanía. A este paso, el triunfo electoral de los secesionistas desmembraría el cuerpo social y económico de este amado territorio español. Mala cosa.

 

Aparte del PP, que nos ofrece dos de cal y una de arena, la salida acertada pasa por la calle de Ciudadanos, esquina Albert Ribera. En cambio, si, por error de orientación y de cálculo, tomamos el atajo de Alfons López tena, de Homs o el de los Pujol, la regresión al medievo será un hecho.  En este caso, TV3 sería Canal Sur; Ciu, el Psoe de Chaves y Griñán; El Palau, la Consejería de los EREs; y así. Una aristocracia de la corrupción más repugnante dirigida por una partitocracia pringada hasta las meninges.

 

No hay banderas suficientes para tapar el retorno al pasado más cruel. Unos se empeñan en atizarnos con la senyera. Otros ondean la estelada como velamen de un barco sin timón. Pura guasa. La senyera tiene su razón de ser, en tanto se remonta a orígenes históricos de la Corona de Aragón  y no arrastra el paño por el barro del separatismo. La estelada, sí. La estelada es la llamada independentista a estrellarse en la España democrática y constitucional. La estelada es “le drapeau” que exhiben los reaccionarios para limpiarse los líquidos internos de sus enfermedades endémicas.

 

De igual manera que a toda acción corresponde una reacción, ante los reaccionarios cumple la intervención de acciones de paz, de solidaridad, de convivencia, de progreso. Senyera, sí. Estelada, no. Por fijación identitaria. Por respeto a las leyes. Por necesidad de sentimientos.

 

Un saludo.

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