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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL VOTO DE LA CUENCA MINERA

 

Este artículo verá la luz cuando proceda. Está escrito varios días antes del 25 de marzo. Es una reflexión personal gestada al socaire de la terrible crisis que afecta a la cuenca minera de Huelva, y que puede tener su correlato tras el escrutinio de los votos.

 

En el programa Debate en Antena, de Paco Morán, intervino como invitado el representante de una Plataforma de desempleados del territorio minero. Este señor expuso la problemática del sector y solicitó ayuda. Expuso que hasta la fecha, sólo PP y PA habían alentado sus pretensiones y hecho público su compromiso en busca de soluciones. Obviamente, esa responsabilidad se debía acrisolar en las urnas. Si la Junta seguía en manos del Psoe, ni Pedro Rodríguez ni Paco Ramos podían atravesar la frontera de las buenas intenciones. Por su parte, IU, Comisiones Obreras y UGT secundaban la política de los psoecialistas y censuraban la actitud de los mineros encerrados. Ya les digo, el mundo al revés.

 

Este articulista ha recorrido ya muchos kilómetros. Muchos. No es fácil que las soflamas me emocionen y mucho menos que me convenzan. O se presentan argumentos o nombro a la madre que parió a  quienes tratan de hacerme ver lo blanco negro. La cuenca minera, como gran parte de los pueblos de nuestra sierra, sigue anclada en el puerto abandonado de las ideologías de antaño. Miran a su alrededor y no ven el cambiante panorama de paisanos y ciudades de su entorno. Las luchas de clase y los padecimientos del proletariado se ahogan hoy en las aguas de la democracia participativa. La derecha de la dictadura se ha reconvertido. Puede ser socialmente tan de izquierdas como cualquier formación que se autocalifique de tal. Sin necesidad de levantar el brazo con el puño cerrado ni cantar la internacional. Los tiempos no perdonan a los santos sin corona.

 

La palabra ideología se halla tan dentro de sus neuronas ancestrales que les impide ver que dentro del bosque, los árboles tienen vida propia y libertades y derechos que reclamar dentro y fuera de la colectividad. Ser de izquierdas es una falacia desde el momento que reducen a ese concepto una realidad muy compleja. La falacia deviene fanatismo o ausencia de personalidad en el momento en que el pueblo rememora la historia negra de los telares y no se rebela contra la oscura maniobra de Corta Atalaya. El que más del sesenta por ciento de la población activa de la cuenca minera esté en el paro, no les hace reaccionar. Qué dirán si me ven votando al PP o al PA en vez de a los socialistas o a los comunistas como defendieron nuestros abuelos y nuestros padres. Complejos no superados que acarrean efectos devastadores.

 

Si la ciudadanía minera vota “izquierdas” y de esos votos depende la continuidad del partido de Griñán, habrán decidido su suerte y firmado su entierro. Nadie entenderá su decisión. Las ideas, como las creencias, se manifiestan en el interno individual. Las manifestaciones de unas y otras procesionan en el entorno democrático. Que si derechos mineros, que si Emed Tartessus, que si quejas y lamentos con lágrimas de cocodrilo. El valor minero se agota en el desierto de la izquierda gobernante. Llega su cima cuando es la derecha la que tiene las riendas del poder.  Aberrante pero cierto.

 

Estaré pendiente del escrutinio. Especialmente de la cuenca minera. Si se juegan el pan de sus hijos por un juego de ideologías frustrantes, allá cada uno con sus actos.

 

Un saludo.

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