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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CONVOCATORIA ELECTORAL

Al fin. Griñán ha firmado el Decreto por el cual se convocan las elecciones autonómicas del veinticinco de marzo. Por fin. A partir del día 31 de enero, el BOJA publicará la disolución del Parlamento andaluz.

Arenas, Griñán y Valderas. Tres hombres y un destino. Destino: la gobernanza de la región. Los hombres, sin misterio. Por sus obras son conocidos. Digan lo que digan, el mal está hecho. Y la autoría del mal sólo tiene un nombre, Psoe, y un responsable, Griñán. Si el Partido socialista se ha servido del territorio como latifundio de señoritos durante treinta años ininterrumpidos de caciquismo infame, no parece coherente que disponga de una legislatura más para convertir el erial en un campo fangoso. Si Valderas ha actuado como socio listo de los listos socios, habrá que convenir que los votos entregados a Izquierda Unida engordarán la bolsa repiqueteante de dinero de los correligionarios del todavía presidente de la Junta. Nos queda Arenas. Durante la última década ha realizado un productivo esfuerzo de consolidación del PP regional y se ha convertido en látigo de la galopante corrupción proveniente de San Telmo. El destino de los tres hombres no comporta, necesariamente, su porvenir. Ni personal ni político.

Porque la situación real de la economía pasa por el análisis de las cuentas. Arenas esgrime la suspensión de pagos. Griñán le tilda de mentiroso pero no soporta la carga de la prueba. Resultaría extremadamente fácil responder al líder de PP con cifras en la mano. A lo que se ve, Griñán prefiere recurrir a la descalificación verbal. Armamento dialéctico muy empleado, de otra parte, por los contingentes psoecialistas. Cuando se carece de fundamentos fácticos y jurídicos, la solución atraviesa el desierto de la ofensa. Que no está de acuerdo mi buen amigo, el arquitecto Enrique G.A., que repase las declaraciones sobre los expedientes de regulación de empleo. Y si no le bastan, procure escudriñar el sumario judicial acerca de las deposiciones del exdirector general de empleo. Si ustedes se convencen de la fortaleza probatoria de los testimonios de los imputados, lo mismo acuerdan conmigo en que los autores de la felonía y del latrocinio institucional son, cuanto menos, choricetes, mangantes, golfillos y canallas de diversa índole.

Frente a lo que arguye Griñán de que Arenas perjudica la credibilidad de Andalucía, cualquier analista con un mínimo de probidad denunciaría que la Comunidad no pierde crédito por palabras veraces sino por silencios procaces. Si determinados prohombres y promujeres próximos al Psoe han hecho de la Junta una cueva alibabesca, la oposición en particular y la ciudadanía en general tiene la obligación de echar en cara la desnudez del emperador. En caso contrario, se contribuiría a perpetuar un estado psicofísico lamentable de la casta del poder y, lo que es peor, a mantener el silencio de los corderos en un pueblo que cree vivir en un sistema democrático y no en una reedición castiza de Corea del Norte. Lo insólito es creer que disfrutamos de un régimen de libertades y no osamos decir en voz alta lo que murmuramos con pavor en círculos de confianza. Insólito y muy grave.

El mismo señor Valderas, don Diego, considera a la octava legislatura como un fracaso y lamenta el incumplimiento masivo de las promesas electorales por parte del Psoe. Tras estas reflexiones altisonantes del líder contestado de IU en Andalucía, se esconde toda una política de hechos consumados que se resume en una consigna: apoyar al Psoe. En cuyo caso, nos traslada la crónica de su anunciado aval a los griñanistas y su rechazo incondicional a los de Arenas. Con lo cual, -antes se pilla a un mentiroso que a un cojo-, Valderas contribuirá a que el Partido Socialista siga malgobernando la Comunidad y malogrando su futuro.

Nos convocan. Es decir, nos citan y emplazan, nos reúnen y congregan, nos llaman y nos requieren. Nos invitan. Lo que pasa es que quieren que la convidada la paguemos los votantes. Y las mariscadas que se la coman los de siempre. Tenemos el deber de elegir y la necesidad moral de hacerlo pensando en el bien general. La memoria es clave para distinguir a los buenos de los malos, a los pillos de los honrados, a los del Psoe de los del Pp. A Griñán de Arenas. En cuanto a Valderas, ya saben.

Un saludo.

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