FASCINACIÓN Y VERDAD
Dicen que la meditación es el ojo del alma. La enfermedad del alma más peligrosa es la ignorancia, por más que la más terrible sea la pasión de dominar. En Egipto, las bibliotecas eran consideradas el tesoro de los remedios de estas enfermedades. El ignorante es débil per se. Especialmente cuando tiene miedo a parecerlo. Es frecuente este mal entre la clase política. Muchos de los que quieren entrar en este mundo percuten contra aquellos que se resisten a salir. Éstos se apegan al mundo de la fascinación de estar porque el encanto del momento huye de la verdad.
La verdad está fuera. En la calle. En medio de la soledad acompañada de la muchedumbre mansa. La vida de los hombres y de las mujeres discurre por un camino flanqueado por precipicios horrorosos. Mientras permanezcan atentos al recto caminar, su vida no corre peligro. Cuando se aspira a la riqueza, el riesgo produce lazos invisibles en los que el corazón se enreda y las piernas trastabillan. Decía Voltaire que la ignorancia afirma o niega rotundamente, mientras que la ciencia duda.
Cuando la ignorancia se coaliga con la pasión de dominar, el espíritu se hace añicos. Sólo hierro y violencia, sangre y crueldad. Fuerza en suma.
La pasional relación entre la ministra, que es, Rosa Aguilar, y la ministra que fue, Carmen Calvo, pone de relieve la confrontación entre el mundo embrujado de la política y el universo de a pie de la pedregosa calle. La ciencia ni la sabiduría acompañaron a estas damas cuya ilustración quedó en el zaguán del brillo artificial de sus cargos públicos. Ambas ratifican lo que todos intuíamos. La obediencia es una virtud tan excepcional en el mundo de los partidos, que perderla equivale a morir políticamente. La envidia no es un atributo negativo misántropo ni misógino. La envidia es una hoja de planta salvaje que si se mastica, puede causar efectos letales. Como el extramonio.
La fascinación se rompe cuando la verdad hace acto de presencia. La televisión seduce mas la cultura aplasta. Aguilar y Calvo están protagonizando un conflicto que, no por insólito, nos lleva a reflexionar. Se reedita la lucha por el poder entre un hombre, Rubalcaba, y una mujer, Chacón. La llaga sangra cada vez que Zapatero se venga de la autoproclamación de dos Alfreddo como líder oficial de un grupo que se descompone. En el escaparate se coloca el cartel de “liquidación” aunque en la trastienda los stocks fueron saqueados tiempo antes.
Ignorantes ambas. Apasionadas por el ultradominio las dos. Ambiciosas sin pausa y con causa. Peligrosas y terribles una y otra. No se trata de dualidades singulares. Muy al contrario. Creen que el glamour del cargo a dedo les confería el glamour que su valía personal les negaba. Pensaba el tonto, pensaba, rezaba la cancioncilla tradicional. Calvo y Aguilar. Aguilar y Calvo. Dos patas demasiado delgadas para una mesa desequilibrada. Floreros de una organización cuya cabeza visible es un hombre zangolotino y cuyo sucesor a título de visir es un conspicuo representante de la verdad prefabricada, de la gran mentira maquillada. Fascinación que palidece ante la luz de la verdad.
Un saludo.
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