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Francisco Velasco. Abogado e historiador

HOTEL PARÍS

 

 Camelot es a camelo como Arturo a Petri. Excalibur y el tómame reedita al palacete y el alquílame. La mesa redonda es ahora la mesa camilla. Los caballeros, cuatro señores con su coche oficial. El lance, una elección a prueba. El mito medieval, lujo contemporáneo. La leyenda de Lancelot, la mentira de la Casa de la Bola. En un mundo de crisis y paro, el psoecialismo patrio tira el dinero. Hotel París. Palacio de Guerrero. Todo un síntoma. Todo un disparate. Todo un escándalo.

 

El partido Popular ha interpuesto un recurso contencioso-administrativo contra la decisión de alquilar a no sé quién el céntrico, lujoso y carísimo edificio. Derroche de dinero público para satisfacer ambiciones impúdicas de una señora nombrada, de manera indirecta, presidenta de una institución provincial que debe ser respetable y respetada. No se entiende el objeto del negociazo jurídico. Se explica a través de la parte contratante que no expone su patrimonio privado. Se justifica en modo alguno. Ni por el fondo ni por el procedimiento formal. Todo un muestrario de cómo no ha de actuar un responsable político en un sistema democrático. Un asunto oscuro que necesita su glosa.

 

Una contratación cuya necesidad nunca se motivó. Acaso fuere precisa una nueva edificación que albergara los servicios del ente provincial. Acaso. Por qué, entonces, no se adquirió el inmueble. Qué necesidad había de ubicarlo en plena Plaza de las Monjas. El Torrejón, La Orden, Pérez Cubillas disponen de suelo barato para albergar un organismo de esa índole. Al mismo tiempo, se daría vida institucional a estos barrios periféricos. La acción social se demuestra andando. La cultura no puede ceñirse al casco histórico de la ciudad. ¿O es que doña Petronila sólo se acerca a según qué zonas en busca del voto perdido cuando acecha el batacazo electoral?

 

Este articulista no va a analizar el contrato de alquiler porque no ha tenido acceso al mismo. Del mismo modo que jamás tuvo ocasión de conocer las actas del Pleno que recogen la decisión soberana de los diputados. No obstante lo cual, los letrados de la demandante deben saber algunas profundidades, o superficialidades, del tema. En cualquier caso, deben estar a la espera de que la Administración, en manos del Psoe, remita al Juzgado el expediente administrativo y, a su través, desvelar el intríngulis de la trama, de la película de terror. He ahí una de las madres del cordero.

 

La Junta de Andalucía ha tomado el deber de remitir el expediente como un pulso a la jurisdicción. Una apuesta contra la legalidad. Un desafío a los tribunales. Un reto a los impugnantes. Un envite a la justicia. O lo mandan tarde o lo adjuntan mutilado. De los casos que este abogado tiene contra la PsoeJunta, ni una sola vez han trasladado el expediente completo a la primera. O se niegan o se hacen los sordos o alegan falta de personal o aducen no haber recibido notificación. En tanto, desoyen los mandatos preceptivos de los jueces, obstruyen el normal funcionamiento de la justicia y dilatan indebidamente los procesos. Un ejemplo, vaya, para una institución a la que se le confiere la facultad de autotutela y la presunción de veracidad. Quién le puso petenera.

 

Con todo, sí adelanto. La Constitución proscribe la arbitrariedad. El proceder administrativo no se rige por el capricho ni por la voluntad. Es imprescindible el concurso de la justicia, de la razón o de las leyes. El negociazo del Hotel París puede ser antijurídico. Por ello, ilícito. Si la doña presidenta ha de ser llamada a declarar, cuanto antes. Que, al menos, dé cuenta a los jueces de lo que rehúsa al pueblo. Con todo, mirando cómo anda el patio, me temo que seguirá encerrada en su torre de marfil del parisino establecimiento. Hotel París. Palacete de Guerrero. Con dos…

 

Un saludo.

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