Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

ROSTRO PÁLIDO

 

 Los sioux se referían a los hombres blancos que se apoderaron de su territorio como rostros pálidos. Por el color de la piel. El título que encabeza este artículo sirve de pretexto para introducir en su contenido la capacidad de embuste del señor Ministro de Fomento del Partido casi Único. Asombra cómo puede decir una cosa y la contraria sin que su cara revele una leve coloración sonrosada. No es rostro blanco. Es pálido, pues tal parece que humilla la sangre que le corre por sus venas hasta perder su cromatismo normal.

 

El señor Blanco, don Pepiño, que es bachiller, no crean, dice que congelar las pensiones es la respuesta lógica a las necesidades de España. Educación para la ciudadanía: el valor de la verdad, la defensa de nuestros mayores, la administración correcta de los caudales públicos. Mandamientos de la ley de Dios: no mentirás, no dirás falsos testimonios, no robarás.

 

La Lógica -ah, la lógica- es una ciencia formal que estudia los principios de la demostración y de la inferencia válida. Carecer de lógica viene a significar que la deducción o la demostración de una idea que se quiere vender como cierta, es, en realidad, una sarta de incoherencias destinadas a vender como joven al burro que de viejo se cae. Peor que carecer de lógica, es despreciarla. De ahí que las inferencias válidas se solapen en evaluaciones torticeras. Torticeras, cuya raíz semántica es tuerto, o lo que es lo mismo, falto de vista en un ojo, pero también de vista torcida.

 

Pepe Blanco debe ser tuerto de alma. Porque la voluntad de engaño comporta un perjuicio muy grave, a veces insoportable, a los ciudadanos, sobre todo a los más débiles y a los más necesitados. Como, sin duda, lo son los pensionistas. Congelar a nuestros conciudadanos jubilados sus ya exiguas pensiones es, además de una inmoralidad, un asalto a la normativa que los pactos son. Y norma, que obliga y vincula, es el Pacto de Toledo. Pacta sunt servanda, señor rostro pálido. No deje caer sobre los jubilados una carga que debe echar usted sobre sus hombros y sobre las espaldas de los gañanes de la política que han conducido a España al estado de postración económica y moral en que se encuentra.

 

Ahora, eso sí, se reconoce al rostro blanquísimo, que no empalidece por miedo o por vergüenza, sino por naturaleza posiblemente congénita, una voluntad indesmayable de proseguir en su línea de abuso  de poder y de manipulación informativa. ¡Pues no y que depone públicamente que lo positivo y lo razonable es alcanzar un consenso con todas las fuerzas sociales y políticas para reformar el sistema público de pensiones! Para reformarlo, -de postre, acíbar, esto es, amargura, sinsabor, disgusto- y para mejorarlo. Si no fuera por las funestas consecuencias de este exceso demagógico, habría que declararle un genio nacional del fraude político.

 

Sin embargo, ahí lo tienen. Impertérrito. No se intimida ante los denuestos que recibe de la legión de afectados por sus trampas. Le sirven, al parecer, de acicate para superarse a sí mismo. Si ha llegado a tan alto cargo con tan escaso bagaje, pensará que, a poco que aumente su caudal de estafa política, por lo menos a Jefe del Estado. Que hay una monarquía. Y qué. Al rostro pálido no lo detendrán ni los pieles rojas ni las sangres azules. Eso me temo.

 

Un saludo.

0 comentarios