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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DOÑA TRINI EXTERIORES

De Moratinos a Jiménez. De Miguel Ángel a Trinidad. De Psoe a Psoe y tiro porque me toca. De Marruecos a España, sí. De España a Marruecos, no. Trini no exterioriza. Se las traga. Con el dictador marroquí come cuscús y lo que sea. Pues no hay miedo por medio. El medio es el miedo. El miedo es el medio. Mohamed nos amojama.

 

Lo de Aminatu era un aperitivo. El primer plato, la policía de Melilla. El plato principal, el asalto a El Aaium. De postre, dátiles. Doña Trini pide a Marruecos y al frente Polisario “contención”. Al verdugo y a la víctima los introduce en el mismo saco. No sea que se nos enfade el sultán. Fuera, lo mismo que dentro. Las víctimas de ETA han de pedir perdón por recibir las balas gentiles de los etarras. No pasan ni una. Hay que perdonar a los que ofenden. Qué clase de víctimas son éstas que no ponen la otra mejilla.

 

Marruecos tiene la razón de las hienas. Los saharauis son unos osados que disgustan al sátrapa de Rabat. Faltara más. No conviene contrariar al hijo del gran Hassam, que nos monta un Peregil y una yerbabuena en menos que canta un gallo. Trini sigue la senda moratinesca. A ver. La Alianza de la civilización con la incivilización se traduce en come y calla. No son nadie los incivilizados. Tienen poco que perder y mucho que ganar. Conocen la gindama de Zapatero y, adelante, que esto es tierra de moros. De cristianos, cada vez menos. La campaña contra la Reconquista comenzó el día que se apoderaron del islote y se consagró el 11-M. Al Qaida es la eterna excusa. Variables, muchas. Constante, una: el terror al vecino del sur.

 

Olé la marre que parió a nuestros gobernantes. Ponen en almoneda el territorio nacional pero cuidan bien del particular de cada uno de ellos. No se contradicen, no. Simplemente hacen demagogia impía. Hay que dialogar, dice la exministra de Sanidad, para que nos quedemos, virgencita, como estamos. En tanto, los españolitos del campamento atacado, están bien, dice la señora sonrisas del régimen zapateril. Y, además, que todo el mundo se tranquilice, que la ilustre dama, sobrina del parcial Villarejo, se halla en permanente contacto con el embajador español en el Reino norteafricano. Qué tranquilidad. Ya ni un orfidal ni un valium. Calma chicha. La noticia nos seda hasta el sueño.

 

Si yo fuera ella, que por suerte no es así, convencería a los españoles de cualquier oficio para que no se les ocurra desplazarse a la antigua colonia española. Ni desplazarse ni pensar en ella. Muchos saharauis. Demasiados. Viven en jaimas. Qué ganas. De turismo, a Fez o a Casablanca. Hoteles buenos y baratos. Nada, nada, a fortalecer la economía de nuestros aliados. Y si de devolverles la Mezquita y la Giralda, tiempo al tiempo. Cuestión de historias discutidas y discutibles. Qué ministra doña Trini. Qué iniciativa la suya. Recuerda a Moratinos, pero no. Aquél bebía botellas de burdeos. Trini, no.

 

La crisis es pasajera. E internacional. Como la recesión económica. Todo es culpa de todos. Menos de Zapatero. Qué hachas. Qué calidad de compromiso con los débiles del Polisario. Qué manera de revolcar al grandullón que abusa. Es el primo de zumosol hecho mujer. Con esa sonrisa, ni la de doña Elisa de Giocondo. O la de la esfinge. Más quisieran. Que viva Trini, la de Exteriores. Dientes.

 

Un saludo.

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