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Francisco Velasco. Abogado e historiador

UGT: SINDICATO VERTICAL

UGT ha dejado de ser la correa de transmisión del PSOE. Es el PSOE quien transmite. Transmite su agradecimiento al sindicato amigo. Favor con favor se paga. Ocurre como en la dictadura. Gobierno y Partido único se solapan. Identidad total. La crisis escapa a esta unión bicéfala. Unos aportan la pasta. Otros garantizan el sopor social. Vertical. UGT es un sindicato vertical. Defiende, a la vez, los intereses de patronos y de trabajadores. Vende su historia obrera al precio de una subvención multimillonaria. La gran patronal es el Estado. UGT protege los intereses del Estado español  usurpado por Zapatero, mientras el PSOE copa la hacienda patria. Simbiosis.


En esta tesitura, Rodríguez Zapatero habla de humanizar el capitalismo y Cándido de garantizar la paz social. La cosa es de risa si el paro, el déficit y la ruina no nos ahogan en nuestro propio llanto. Papá Estado suelta el parné y Mamá UGT compra en el mercado a precio de saldo. Uno y otro olvidan -hacen como si- que en el sistema capitalista el elemento prioritario que produce riqueza es el dinero. Antes que el trabajo. Si el capital huele el olor del tesoro, allá que se tira. Si no hay ganancias seguras o si la inversión ofrece algún tipo de riesgo, la empresa huye como Garzón acorralado.

 

El patrón Estado juega con desventaja. Siempre pierde. Sabe que no puede escapar a su destino subvencionador. Las empresas públicas se asfixian en pérdidas. Pero como pagan los ciudadanos, oro para el bolsillo del gobernante y para el cazo del sindicalisto.


Dinero. Lo que quiere el trabajador es un salario. No quiere subsidios, salvo que sean gregarios a la remuneración por la chapuza clandestina. El empresario demanda seguridad. Hoy como ayer. Con la bicefalia Méndez-Zapatero, la seguridad es tan efímera como un caramelo a la puerta de un colegio. No existe. El capitalismo no tiene más ideología que el mercado y más credo que la maximización del beneficio.


Zapatero y Méndez saben de qué va la cosa. Vaya si saben. Más que los ratones resabiados. Son demagogos, mentirosos compulsivos e insultadores de resultón. Pero de tontos, ni un pelo. A nosotros nos toman la cabellera un día sí y el otro también. Cuando ellos hablen de humanizar el capitalismo, lo que realmente dicen es que se van a forrar los de siempre. No los empresarios pequeños y medianos. Ni los autónomos. No. Los de siempre. Entre los de siempre, ellos, los paniaguados, los subvencionados, los sindicalistas afines a ese patrón omnímodo, a ese Leviatán de birlibilorque en que han convertido al Estado.


Y claro, en esa sagacidad del rinconete y del cortadillo barrocos, en esa chalanería de truhanes de feria, en esa vocería preelectoral, son capaces de vendernos el Corán como Biblia y la Biblia como Corán. Su capitalismo es el de comprar y vender votos que le proporcionen réditos electorales y políticos. No tienen más humanidad que la dicha del pecunio. Del pecunio y del peculio.


Qué ricos. Ellos. Los que mandan en UGT. Los que dictan en el Gobierno. Los bonistas y montilleros. Los que chupan del bote de la formación para el desempleo. Los que nos hablan del cuento de la buena pipa. El de la lechera ya no lo cree nadie. Qué ricos. Ellos. Los psoecialistas. Los demás, qué pobres. Y lo que nos han de despojar. Porca miseria.


Un saludo.

 

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