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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CÓMO ESTÁ EL PATIO

 

La suciedad ocupa estratos. Los arqueólogos sociales pueden hallar en la investigación de lo corrupto un formidable ámbito de estudio. Montones de casos que atentan contra las más elementales principios de ética, se suceden en una cadena interminable. El patio está imposible.


Avergüenza a cualquier persona digna esta ola de podredumbre moral y de engorde monetario que nos arroja contra la playa. Los grandes hermanos, los sálvame o las norias hieren sensibilidades, es verdad, pero distraen y son fácilmente sorteables. Basta con apretar el botoncito correspondiente del mando a distancia. También causa sonrojo el sesgo tendencioso y mercenario de ciertos tertulianos que, a juzgar por sus opiniones, se hacen sujetos de nutridos convolutos o de sospechosas, interesadas y mercenarias adhesiones políticas. De un signo y de otro. Los extremos no pretenden el consenso de la razón dialéctica. Todo lo contrario. La radicalización de las posturas halla su mejor acomodo en la búsqueda de despertar el morbo de las audiencias. Leña al mono, aunque no sea de goma. O mejor, porque de goma no es.


La Administración Pública bate records de nepotismo y de enchufes teledirigidos. Se coloca a parientes, amigos, vecinos y afines, siempre que medie la debida militancia en el partido del Gobierno. Es un descaro. Conozco varios casos en que la colocación en puestos públicos se dispara a medida que las elecciones provocan dudas sobre la continuidad de los actuales prebostes. Les importa un bledo que existan actas acusadoras del delito. Se sienten tan impunes, están tan seguros de la fuerza disuasoria y cooperadora de la lentitud de la justicia, que, viva Cuba, años de dilaciones, indebidas o no.


La esposa de un conocido promotor de cierta provincia andaluza acaba de cerrar su negocio de venta de inmuebles y ha sido adscrita, porque sí, a la Gerencia de un Instituto municipal de vivienda de una localidad de dilatada historia psoecialista. ¿Urbana? Tela. ¿Sin tacha? Inmaculada. ¿Méritos? Esposa de. ¿Requisitos? Militancia activa y apoyo mediático ininterrumpido al PSOE. ¿De la ceja? Por ahí va la cosa. ¿Estudios? Los justos. ¿Sueldo? Nada de mileurista. Al uso del cargo. ¿Pueblo de finanzas saludables? Endeudado hasta el cuero. ¿Entonces? Cazo. ¿Está usted seguro? Como me llamo. ¿La Fiscalía? En las nubes o embarrando la toga. ¿Solución? Si estuviera en mi mano, denuncia, proceso garantista y, de eliminarse la presunción de inocencia, a la cárcel, al trullo, a la trena. Uno detrás de otra. En fila india, por más que la longitud de esa hilera fuera multikilómétrica.


Alguna vez he repetido lo que sigue: o la democracia acaba con la corrupción o la corrupción borrará todo vestigio de democracia. De ahí la arqueología. En los estratos del patio. Cómo está.


Un saludo.

 

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