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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MONTILLA Y MORRILES (DE MORRO)


 Excusen al articulista por recurrir, limitado él, al fácil artilugio de la fonética de las palabras. Si no conocen Montilla y Moriles, les invito a visitar estas espléndidas ciudades cordobesas, cuna de una producción vitivinícola de enorme calidad. Junto a mi invitación, solicito a sus vecinos comprensión por este mal uso del nombre de la segunda. No se trata sino de resaltar el descarado morro, la severa caradura del actual presidente de la Generalitat de Cataluña. Los "morriles" de Montilla. Menudos morriles los de este psoecialista andaluz, convertido al catalanismo más talibán que se recuerda. Algunos no reparan en actos impúdicos con tal de no perder la poltrona. Montilla se encuentra entre éstos.

 La penúltima acción penosa de este hispanoconverso es la de amenazar, o advertir subrepticiamente, al Tribunal Constitucional sobre el contenido de la sentencia, que se presume inminente, sobre el Estatut. ¿Y qué dice el Honorable? Muchas cosas y ninguna buena. En pocas palabras, el oriundo cordobés viene avisando de que si el TC recorta el Estatut, la ciudadanía de la comunidad catalana prosiga con el mismo, obviando el fallo del Alto Tribunal. A más chuleo, que lo haga de manera clara y unitaria. Es el mensaje de un nazi, de un  fascista confeso, de un dictador bananero, de un estalinista irredento. El imperio de la ley se lo pasa el ocupante interino de la presidencia de esta región española por las entretelas de su lengua de origen. Nunca fue nacionalista español. Ahora es ultramontano catalanista.

 La transición ideológica del señor Montilla discurrió por las barricadas de los universitarios antifranquistas. -Oiga, que Montilla no tiene título universitario. -Ni título ni carrera. ¿Y qué? Qué mejor credencial que la de su carnet del PSOE. Qué mejor licenciatura que la de medrar, durante años, en los aledaños del poder. Qué mejor trampolín político que la de su alianza con la ultra izquierda catalana representada por ICV y ERC.

 -Bueno, su partido, el PSOE, tendrá algo que decir. Alguien sensato le habrá parado los pies. El insigne Zapatero habrá impuesto la cordura. -El único que ha salido a la palestra ha sido Alfonso Guerra, reliquia del socialismo más demágogico. Y lo único que ha alcanzado a declarar el que fuera hermano de "mienmano" Juan, ha sido: "Los políticos de allí están un poco en la estratosfera". Casi nada. Observen el arrojo verbal de don Alfonso, tan afilada su lengua para chistes y anécdotas anti-PP. Admírense de la incontinencia dialéctica del ex-omnipotente número dos del ONE Felipe: estratosfera. Agudeza la de este hombre valiente y nada apegado a sus privilegios parlamentarios.

 Es la escuela. Es la doctrina. Es la consigna. Es la advertencia. Es la amenaza. No me toquéis las montillas ni me acariciéis los morriles. Ni se os ocurra. Que os mando a vuestra puñetera casa. -Será a su trabajo de antaño. Tan de antaño su trabajo que, la verdad, no recuerdo en qué empleaban su tiempo de negocio. O acaso nunca lo tuvieran. Son muchos años disfrutando del moriles y del montilla, del jerez y del condado, del rioja y del ribera...

 Para que critiquemos al señor Joan Laporta. Aquí cada uno mira a la pela. Al bolsillo, amigo, al bolsillo. La bolsa es la vida. Catalonia es bona si la bolsa sona. Y cómo sona. Llenita. A tope. Viven como montillas gracias a sus morriles. Enormes estos patriotas. Los almogávares se suicidarían ante estos invasores bárbaros. Seguro.

 Un saludo.

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