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Francisco Velasco. Abogado e historiador

NO SE LO CREE NI ÉL


 Día dos de enero. A los deseos de regeneración se enfrenta la pesada losa de su objeto. A finales del siglo XIX, el movimiento regeneracionista español se quedó en aguas de borraja, por más que multitud de opiniones surcaran los cielos de las páginas impresas. En realidad, sabían que sus ideas eran meras florituras verbales con marchamo de lucimiento personal. ¡Quia!

 Comienza la presidencia española de la UE. El Díaz Ferrán del Gobierno español va a dirigir, durante medio año, el destino de 27 países. Puede ser -si no lo es ya- el hazmerreír del continente. El más inepto entre los incompetentes se coloca al mando del pelotón. Ocupa el furgón de cola del tren de marcha renqueante. Por arte de azares, toma el volante de la locomotora, sin repajolera idea de lo que supone conciliar lenguas y ánimos. Si no tiene carnet para ese tipo de vehículos. Mas véanlo, ufano el hombre, como el Napoleón cruzando los Alpes del gran Jacques Louis David. Se lo cree. Aunque alucina. Cabalga nuestro presidente desde el 11-M un jamelgo sanchopancesco y nos transmite su ilusión febril de montar brioso corcel árabe. Bisturí. Bisturí o aterrizaje pronto. El Carlos II de la irrealeza democrática nos va a llevar al catapúm o al cataclás.

 Díaz Ferrán ni siquiera tenía las riendas de Air Comet. Tanta deuda y tanta cara. Rodríguez Zapatero, tanto rostro y tanto déficit público. Que quien nos arruina, no lleve a Europa a las cavernas económicas de España. Que lo detengan. Que es peligroso. Es un Díaz Ferrán sin control. Una aeronave sin freno. Una mente prodigiosa de mentiras. Una máquina infernal de alucinaciones. Que lo detengan. Que nos estrella. De estrellitas y de azul ha iluminado algunos edificios. Espléndido comienzo. Luces de colores que realcen el paisaje urbano. Extraordinaria iniciativa. No tenemos un euro y se lanza, como los ludópatas, al juego de la decoración lumínica. Confía que los astros le sean propicios. La suerte debe amparar al señor del talante. Pero si no compra el boleto, hombre. Si gasta en reconstruir aceras lo que no invierte en ahuyentar la hiena hambrienta del paro. Venga cotillones. Muebles alemanes de diseño para decorar. Escaparate de Loewe para género de mercadillo.

 Que lo detengan. Que Europa no puede caer en las redes del furtivismo nacionalista de montillas de teatrillo y de ibarretxes de opereta. Que es capaz de vender la Tour Eiffel a Erdogan y el Big Ben a Mohamed. Que a la mejor de la clase, a la más trabajadora y lúcida, la deja fuera del circuito. Merkel, la hormiga, dale que te dale y José Luis, la cigarra, canta que te canta. Que lo detengan. Que quiere plagiar el idealista pensamiento de Alonso Quijano cuando no destila un mililitro de la categoría realista de Sancho. Que lo detengan.

 Va a ser que no, articulista. Los ultranacionalistas periféricos le tienen agarrado por salva sea la parte. Hasta que no le saquen el último céntimo, no soltarán la presa. Lo peor es que al extorsionado parece gustarle la dolorosa presión. No es el médico a palos. Es una vara. Dirige La Paz y cree que ésta es la Plataforma de Apoyo a Zapatero que levantaron los "amigüitos" de la ceja. Vanidad viene de vacío. Vacío, como nuestro tarro de expectativas. Vacío como su bote de creatividad. Vacío como el bote del tonto. Vacío como el tonto del bote.

 Les cambio una presidencia de seis meses por un voto. Pero que no se cargue a Europa. Virgencita, que deje a Europa tranquila. Si la esquilma, quién redimirá a esta España agostada y marchita. Les cambio lo que sea. Lo que quieran menos que me vuelva a engañar. Ni él se lo cree.

 Un saludo.

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