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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CREAR EMPLEO

Se conforman con que no lo destruyan. Hasta dónde habrá llegado la tasa de paro, que los españoles, a esta altura de la película de miedo, se avienen a que no se destruya más empleo. Virgencita, que me quede como estaba. Petición harto complicada si al frente de los organismos del ramo se hallan personajes como el ínclito Corbacho, del equipo galáctico y alacránico de ZP, o el inefable Fernández, del grupo deportivo Junta CFSOE, que comandan los muy rojillos Chaves y Griñán. En este orden, como pasa con León y Lopera, pero al revés.

 Pues muy bien. A tal punto llega el desánimo de los buscadores de empleo, que ni siquiera acuden al INEM. Para qué, se quejan. Nada de nada. Ni agua.

 Alguna fórmula habrá, articulista, para salir de este laberinto de inutilidades. Desde luego. Lo que no hay es científico que las componga en el laboratorio de las ideas ni mecánico que las materialice en el taller de la política. En cualquier caso, si los hay, no están en el Gobierno. Y si están, se callan como muertos. De tener alguna magistral a mano, ¿de cuándo el Plan E, de qué el angustioso déficit acumulado, de cómo la asfixiante deuda pública que se contrae, de quién la morosidad aplastante, de dónde la dosificación de créditos, por qué el chorreo de cierre de empresas?

 La última, por el momento, es el copieteo (como los males estudiantes) a los alemanes de Merkel. Como no han visto los libros ni por el forro, van y fusilan el examen de los teutones sobre el reparto de trabajo. Tiene narices la cosa. Sin idea de nada, quieren saber de todo. Repiten como loros pero ignoran el significado. Si vinculan el sueldo a la productividad, ellos, los ministros y consejeros, estarían en el paro.

 Si aplican esta máxima a las empresas, confunden el culo (con perdón) con las témporas. De esta forma, a la hora de repartir el trabajo, en vez de fomentar el rendimiento, dividen el empleo entre varios trabajadores, aunque varios sean muy eficientes y otro, una rémora. Socialismo de puñalada y bajonazo, como critican los taurinos. Ni arte ni ciencia. Ni sentido de la empresa ni mínimo de respeto al sentido común.

 Virgencita, que nos quedemos como estamos. Dios proveerá, hijos. Elecciones, por favor, elecciones.

 Un saludo. 

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