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Francisco Velasco. Abogado e historiador

JUSTICIA, DICEN, JUSTICIA

 El articulista sufre una especie de erisipela -leve pero intensa- cuando opina sobre el sistema de justicia en España. Una cosa es que, como abogado, actúe y otra que, como ciudadano, escuche peregrinas teorías sobre el estado de la cuestión judicial. En este segundo aspecto, es que la bacteria penetra en el organismo a través del conducto de la vergüenza ajena. La erisipela desaparece por ensalmo cuando me desprendo de la vergüenza ajena y a los ajenos refriego su falta de pudor.

 El nuevo Delegado de Justicia en Huelva, el señor Gaviño, ha dado muestras de cómo trepar rápido en las lianas psoecialistas. Sabe mentir sin sonrojo y sabe poner la cara de póker de quien ha roto toda una vajilla y rechaza, impertérrito, la autoría del desaguisado. El señor Gaviño, de profesión hasta ahora abogado, ha afirmado que la provincia de Huelva no es conflictiva ni grande el volumen de casos judiciales.

 La noticia nos llega a través del diario oficial del reino de taifa psoecialista de Huelva que dirige Mario Jiménez pero que rige Javier Barrero. El periódico, generosamente subvencionado por la Diputación, proclama la excelencia de la gestión en Justicia y calla, de forma ominosa, la cruz de la moneda. De ahí que, a fin de enterarnos de algo, haya que recurrir a otros medios de prensa. En este sentido, el periódico del grupo Joly, titula en portada: "El Juzgado de lo Penal nº 4, sin aire acondicionado en plena ola de calor". A la sobrecarga de trabajo, los trabajadores de este Juzgado unen la fatiga del húmedo y bochornoso estío onubense.

 Pero si Gaviño dice que no hay conflicto, es que no lo hay. Al menos, él no lo tiene pues no está acuciado por la carga laboral y porque, seguro, que su despacho dispone de una climatización paradisíaca. Así cualquiera.

 Señor Gaviño. Un respeto a la verdad. Como representante público -que no privado de su partido- de la Justicia y de la Administración Pública en Huelva, defienda los intereses de los ciudadanos. Sea justo. Administre bien. No mienta. Las condiciones en que trabajan los funcionarios del precitado juzgado son deplorables.Tan deficientes se muestran, que los mismos sindicatos del sector señalan, entre males varios, "la falta de espacio, la suciedad, el ruido de las obras, los cortes del suministro eléctrico, los fallos del sistema informático e incluso picaduras de insectos".

 El silencio es cómplice pero no autor. Al menos, calle. Si habla y niega lo evidente, pasa de ser cooperador necesario a autor de una villanía. No se puede permitir situaciones como ésta de quien se dice -y se espera- servidor público. La ética considera los actos humanos como correctos y justos (o incorrectos e injustos) en cuanto se refieren a unos valores establecidos por el grupo social al que se pertenece. Dichos valores han de fundamentarse en normas racionales a fin de que la ética abandone el terreno de lo etéreo y se aposente en el sendero de la ciencia normativa.

 El grupo social, señor Gaviño, es el pueblo español en su integridad y el onubense en su particularidad. El grupo social, señor gaviño, no es el de dirigentes del PSOE que han propiciado su nombramiento. No es Vd. su abogado ahora. Desde que juró su cargo, es servidor. Público. Sirva, pues, a la justicia. Con minúsculas y con mayúsculas. Si no, váyase.

 Un saludo.

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