EDUCACIÓN EN DELITOS, DIGO EN VALORES
Me pregunto por qué el PSOE, -a través del gobierno de Zapatero o de la Junta de Andalucía que, durante lustros, manejó a su antojo Chaves-, ha mostrado tanto interés en difundir la educación en valores. Cuando Felipe presidente, todo un chaparrón de instrucciones cayó sobre los centros educativos. Asignatura transversal se decía entonces. Cuando Zapatero, Educación para la Ciudadanía. El chaparrón de entonces trocóse hoy en vendaval. No moja, no humedece, no chorrea, pero voltea, zarandea, traslada. Y me pregunto por qué.
La respuesta no me viene a través de una investigación sesuda de las causas que movieron a estos ilustres prebostes de la demagogia más refinada. No. Me viene al socaire de los resultados, casi coincidentes en el tiempo, que se conocen a través de los medios de comunicación.
Por ejemplo. En tiempos de Felipe y Guerra -el "mienmano" de Juan-, los profesores entraron en una vorágine de confusión que nunca pudieron superar. ¿Por qué? Porque si en sus centros docentes explicaban a los alumnos el valor de la verdad, llegaba un baranda socialista y se le pillaba, de manera irredenta, en la más vil y abyecta de las mentiras. Porque si se ponderaba la importancia del respeto a la libertad, unos cuantos mandamases socialistas secuestraban a un ciudadano francés. Porque si se ponía de relieve el valor de la honradez, unos cuantos jefes del Ministerio del Interior se forraban con los fondos reservados. Porque si se concedía lugar de macsura a la vida, ciertos policías torturaban hasta la muerte a Lasa y Zabala. Claro, el Ministerio de Educación quitó del mapa curricular la materia porque las cañas se le tornaron lanzas y los tirios se hicieron musulmanes.
Más por ejemplo. En tiempos de José Luis Zapatero, la señora Cabrera, doña Mercedes -felizmente destituida y relevada en el Ministerio por el hermano de don Iñaki, el de los islamistas suicidas del 11-M-, perdió la voz -la suya- y el dinero -el de los ciudadanos-haciendo propaganda goebbelsiana de la asignatura panacea para arreglar los males del paro y de la crisis en nuestro país: la educación para la ciudadanía. Y héte aquí que, con independencia de la multitud de recursos administrativos y judiciales presentados por los padres a causa del carácter manipulador, sesgado y fascistoide de la materia, que nos recordaba la vetusta "Formación del Espíritu Nacional" con que durante años nos obsequió el franquismo, a pesar de la encendida defensa que de tan aséptica asignatura hacía el gobierno totalitario de Zapatero, a pesar de eso y con independencia de aquello, al circo montado le crecieron los enanos. ¿Cómo que por qué? Miren. Zapatero es más ciudadano que los demás porque acude a sus actos privados en un avión Falcon del Ejército del Aire. Chaves, el ex presidente de Andasulía (sic), colocaba a sus hermanos en puestos públicos de alcurnia y se despedía de su corona virreinal subvencionando a la empresa de la que su hija es omni-apoderada, con la minucia de 10 millones de euros. Barrero y Jiménez, Javier y Mario, sucesores del cacicato sociata onubense, se han dejado meter goles en Cartaya, en Bollullos, en Beas y en Punta Umbría, entre otras localidades, por las fuerzas maléficas de la ciudadanía negra que, valiéndose de malas artes, han denunciado por presuntos delitos de cohecho, amenaza, coacción, fraude, y un largo rosario de presuntos, a unos socialistas de valores recios y arraigados, de cualidades de entrega y abnegación irrepetibles. Vamos, que, siguiendo el decir del vulgo, se han llevado a sus casas el coche y la vivienda públicas, las carreteras e incluso los caminos, las aguas y el vino. Los maletines como el famoso de Ollero han viajado más que el baúl de Concha Piquer. Los pobres, con lo educados y ciudadanos que son. Tan educados están, tan educados son, que podían fundar centros privados de educación para la ciudadanía, como Dickens, Charles, retrató en su Oliverio Twist.
Lo dicho. Don Javier, Don Mario, Don Manuel, Don José Luis, no se arredren, sigan adelante, que los ciudadanos estamos aprendiendo valores por un tubo, el catódico. Sólo un favor, aprendan a discernir el valor de lo que se llevan con el desvalor del delito que presupone llevárselo. Diferencien, señores psoecialistas, valor de desvalor. Que no es lo mismo. Que no es lo mismo. Io capisco. ¿Y ustedes?
Un saludo.
La respuesta no me viene a través de una investigación sesuda de las causas que movieron a estos ilustres prebostes de la demagogia más refinada. No. Me viene al socaire de los resultados, casi coincidentes en el tiempo, que se conocen a través de los medios de comunicación.
Por ejemplo. En tiempos de Felipe y Guerra -el "mienmano" de Juan-, los profesores entraron en una vorágine de confusión que nunca pudieron superar. ¿Por qué? Porque si en sus centros docentes explicaban a los alumnos el valor de la verdad, llegaba un baranda socialista y se le pillaba, de manera irredenta, en la más vil y abyecta de las mentiras. Porque si se ponderaba la importancia del respeto a la libertad, unos cuantos mandamases socialistas secuestraban a un ciudadano francés. Porque si se ponía de relieve el valor de la honradez, unos cuantos jefes del Ministerio del Interior se forraban con los fondos reservados. Porque si se concedía lugar de macsura a la vida, ciertos policías torturaban hasta la muerte a Lasa y Zabala. Claro, el Ministerio de Educación quitó del mapa curricular la materia porque las cañas se le tornaron lanzas y los tirios se hicieron musulmanes.
Más por ejemplo. En tiempos de José Luis Zapatero, la señora Cabrera, doña Mercedes -felizmente destituida y relevada en el Ministerio por el hermano de don Iñaki, el de los islamistas suicidas del 11-M-, perdió la voz -la suya- y el dinero -el de los ciudadanos-haciendo propaganda goebbelsiana de la asignatura panacea para arreglar los males del paro y de la crisis en nuestro país: la educación para la ciudadanía. Y héte aquí que, con independencia de la multitud de recursos administrativos y judiciales presentados por los padres a causa del carácter manipulador, sesgado y fascistoide de la materia, que nos recordaba la vetusta "Formación del Espíritu Nacional" con que durante años nos obsequió el franquismo, a pesar de la encendida defensa que de tan aséptica asignatura hacía el gobierno totalitario de Zapatero, a pesar de eso y con independencia de aquello, al circo montado le crecieron los enanos. ¿Cómo que por qué? Miren. Zapatero es más ciudadano que los demás porque acude a sus actos privados en un avión Falcon del Ejército del Aire. Chaves, el ex presidente de Andasulía (sic), colocaba a sus hermanos en puestos públicos de alcurnia y se despedía de su corona virreinal subvencionando a la empresa de la que su hija es omni-apoderada, con la minucia de 10 millones de euros. Barrero y Jiménez, Javier y Mario, sucesores del cacicato sociata onubense, se han dejado meter goles en Cartaya, en Bollullos, en Beas y en Punta Umbría, entre otras localidades, por las fuerzas maléficas de la ciudadanía negra que, valiéndose de malas artes, han denunciado por presuntos delitos de cohecho, amenaza, coacción, fraude, y un largo rosario de presuntos, a unos socialistas de valores recios y arraigados, de cualidades de entrega y abnegación irrepetibles. Vamos, que, siguiendo el decir del vulgo, se han llevado a sus casas el coche y la vivienda públicas, las carreteras e incluso los caminos, las aguas y el vino. Los maletines como el famoso de Ollero han viajado más que el baúl de Concha Piquer. Los pobres, con lo educados y ciudadanos que son. Tan educados están, tan educados son, que podían fundar centros privados de educación para la ciudadanía, como Dickens, Charles, retrató en su Oliverio Twist.
Lo dicho. Don Javier, Don Mario, Don Manuel, Don José Luis, no se arredren, sigan adelante, que los ciudadanos estamos aprendiendo valores por un tubo, el catódico. Sólo un favor, aprendan a discernir el valor de lo que se llevan con el desvalor del delito que presupone llevárselo. Diferencien, señores psoecialistas, valor de desvalor. Que no es lo mismo. Que no es lo mismo. Io capisco. ¿Y ustedes?
Un saludo.
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