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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DEL JASP AL JASPP

 La expresión, JASP, que hizo furor durante algunos años, constituye un acróstico cuyas siglas respondían a las palabras "Joven Aunque Sobradamente Preparados". Pero eso era antes. Hoy la P de preparados se ha duplicado y se prolonga en Parados. No a todos. Bibiana Aído es Joven, está seguramente preparada y, sin lugar a dudas, NO está en paro.
 ¿A qué viene esto, articulista? Al impacto que en este escribidor (con permiso de Vargas Llosa) produce la noticia que lanza la Agencia EFE. La tasa de desempleo juvenil duplica la tasa global, es decir, se sitúa en el 35,6%, el doble de la tasa global, lo que se traduce en una cifra que da vértigo en tanto supera los 800.000 jóvenes. Entre las Comunidades a las que cabe el triste podio del mayor paro juvenil, Andalucía. Espero que la noticia no les sorprenda. ¿Es que los jóvenes de nuestra región están menos preparados? A mi juicio, por muy preparados que estén, por muchos másters que cursen, por mucho empuje que desarrollen, por mucho empeño que pongan en la búsqueda de empleo, la respuesta es NO. No hay trabajo. Y menos que va a haber. De esta forma, cómo adquirirán la experiencia si no disponen de oportunidad para alcanzarla.
 A nuestra Vicepresidenta de Economía, la que tiene que hacernos invocar al descabalgado Solbes, le bastará organizar miles de cursos de formación para tenerlos entretenidos y, así, maquillar con trescientas capas de afeites, la encuesta de población activa. ¿Cuándo abandonarán, entonces, la casa familiar? ¿Cuándo intentarán formar su propia familia? ¿Cuándo podrán comprar su propia vivienda? Cuán largo me lo fia, articulista. Por mucho que las predicciones sobre el precio de la vivienda disminuyan hasta un 20%, ni siquiera en sueños podrían acceder a ellas. Por más que la burbuja inmobiliaria se esté deshinchando, su inflación actual es inasequible para la población más joven, a la que banco alguno va a prestar ni tres euros, por más que esté avalado por la vivienda de sus propios padres. Los jóvenes se hallan en una situación tan laberíntica que el dédalo de obstáculos hace imposible encontrar la salida.
 -Sin embargo, el fantasma de la deflación se ha hecho presente, me argumenta un optimista empedernido. Cierto. Pero la caída de precios, reconvengo con dulzura, no va a ayudar a la economía; por el contrario, contribuirá al cierre de empresas porque los dueños se negarán a producir por debajo del precio de coste. En cambio, si los precios siguen al alza, se puede producir una inflación a corto plazo. En cuyo caso,... ¿Quién le pone el cascabel al gato? La deflación es un fenómeno poco frecuente, salvo en Japón, donde los empresarios realizan una oferta productiva que no halla el suficiente eco en la demanda de los consumidores. Cuando esto ocurre, no queda otra solución que bajar los precios para vender la producción y evitar los stocks. La consecuencia inmediata es el recorte de plantillas y la disminución inversora en bienes de equipo. ¿Cómo se sale, señora Salgado, de este círculo vicioso? Si usted lo sabe, dígalo. Si no tiene ni idea, confiéselo.
 Si el horizonte de la deflación se ensancha peligrosamente, no queda más remedio que buscar liquidez. Si no hay trabajo, si no hay ingresos, ¿quiénes dispondrán de liquidez? Lo cierto es que, en estas condiciones, el dinero es fundamental porque si los precios siguen cayendo, el poder adquisitivo del dinero gana grados. Un ejemplo: si una chica recién licenciada solicita un préstamo de 10.000 euros y tiene la inmensa fortuna que alguien se lo conceda a un interés de cero puntos a un año, y los precios bajan un 10%, por arte de magia su deuda real será de 11.000 euros.
 Acaso sea llegado el momento de invertir en vivienda, dado el excedente de ochocientos mil inmuebles y la urgente necesidad de venderlos como requisito previo al reinicio de la actividad económica. De todas formas, este cronista recomienda esperar porque la actuación de este Gobierno sólo invita a la desconfianza y ésta únicamente genera inseguridad. Hay tanta aversión al riesgo, que los inversores centran su objetivo en la rentabilidad. Hoy día, la rentabilidad se halla en los depósitos y en las cuentas de ahorro. Si observan los altibajos de la Bolsa, agudicen el temor. Las cosas van muy mal. No caiga en señuelos dispuestos para ingenuos. El tocomocho se disfraza de mil formas. Y si Salgado le dice que consuma o que invierta, yo le diría: invierta usted, señora, invierta usted. A lo mejor cuando dimitan, me lo pienso. Ahora, nones. JASPP, sí, pero ya está bien de tomarles el pelo.
 Un saludo.

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