CONSEJEROS Y CONSEJERAS
Que la Junta de Andalucía parece el patio cervantino de Monipodio, está fuera de toda duda. Otra cosa es que lo sea. En el transcurso del programa de debate político de los jueves que dirige Paco Morán en Antena Huelva, pudimos ver las imágenes que recogían la pregunta que una parlamentaria del Partido Popular planteó a la Consejera de Gobernación de la Junta de Andalucía. La pregunta, formulada con enorme acierto, tanto en la forma como en el fondo, giraba en torno al palacete modernista de la Plaza de las Monjas que, parece ser, ha sido arrendado por la Presidente de la Diputación Provincial de Huelva. La respuesta de la señora Consejera fue todo un bombazo en la línea de flotación de la credibilidad y de la solvencia de quien ejerce una función de tanto rango en la Junta de Andalucía. Este articulista no pudo, por menos, que exclamar al respecto la desazón, el estupor, el asombro, que tales palabras le causaban. Si la capacidad dialéctica de la Consejera de Gobernación se corresponde con su capacidad de gestión, ¡pobres los ciudadanos andaluces! Y es que la Consejera se limitó, sin dar respuesta a la parlamentaria popular, a defender la dignidad de Dª Petronila Guerrero y a referir: "al que le pique, que se rasque". En realidad, éste que suscribe, creyó oir: "que se arrasque". Si tal hubiera dicho, pues no lo aseguro, a la señora Consejera habría que invitarla a tomar unas clases de lenguaje, porque el verbo arrascar no existe; sí el verbo rascar. Mas atribuiré a mi defectuosa audición el problema y no a la presunta ignorancia de tan alto cargo autonómico. En cualquier caso, y a la vista de su respuesta oral y del tono y de la escenificación que llevó a cabo, uno no deja de lamentarse de la inopia, de la carencia, de la escasez de nuestro sistema educativo, de por qué el Informe PISA nos sitúa en el furgón de cola de la educación en España y de por qué la Consejera Teresa Jiménez ha puesto tanto énfasis en su intento (parcialmente baldío) de sobornar a miles de profesores para que eleven sustancialmente el número de alumnos aprobados. No importa que no sepan, pues lo que interesa es la estadística, la imagen, la apariencia. Se sorprende quien les escribe de cómo el nivel cultural de nuestra más representativa clase política puede ser tan ínfimo en cuanto a los argumentos y tan vulgar/barriobajero en los modos. Pero con intervenciones como la precitada, la sorpresa dejará pronto paso a la constatación de una realidad tan sangrante como inadmisible. Un antiguo alumno, hoy abogado de éxito, me abordaba ayer al respecto de mis apariciones semanales en el programa de Paco Morán y me espetaba cariñosamente, entre incrédulo y escéptico, la causa de mi presencia reiterada y la razón por la que persistía jueves tras jueves. Que en esta democracia imperfecta que disfrutamos, -que determinados prebostes se empeñar en hacer vergonzante-, encontrar un foro de libertad, es un bien tan escaso que debe ser mimado por todos, le respondí. Que el señor Morán tiene la virtud, entre otras, de poseer un talante abierto y honrado (no ficticio) que se transmite a los tertulianos, proseguí. Que el programa está abierto (se emite en riguroso directo) a todas las opiniones sin importar la ideología de quien telefonea para expresarse en libertad, añadí. Que se mantiene un estado de respeto hacia los pareceres de todos sin que nadie pretenda imponerse a los demás alzando la voz o monopolizando la palabra, desde la ilegalizada Batasuna a la legal Democracia Nacional, continué. Que sólo el PSOE se autoexcluía de la interlocución dialogada pues me constaba que el director del programa invitaba a conspicuos dirigentes de chalet del Conquero sin que ninguno de ellos se molestara siquiera en contestar, remaché. ¿A qué partido político o formación cultural o asociación cívica representas tú, Paco?, me interrogó al fin. Mi respuesta, acompañada de una sonrisa de comprensión, fue: tú sabes a quién represento porque me conoces hace años. No represento a nadie, ni a título individual ni colectivo. Represento al poder constitucional de la palabra libre y fundamentada, al derecho constitucional de expresión de quienes no tienen la oportunidad de decir lo que pìensan, al conjunto de personas que se identifican con mis ideas, recogidas algunas en este blog. No cobro nada de nadie, ni en metálico ni en especie. Vivo de mi trabajo profesional, exclusivamente. Y procuro que mi formación como abogado, como historiador o como lingüista, esté al servicio de la sociedad onubense, pues enriqueciendo humanísticamente a ésta, el odre se llena de satisfacción. Y en este contexto, me subleva la prepotencia de quienes prostituyen la autoridad que encarnan institucionalmente al convertir aquélla en poder detentado, que en vez de dar ejemplo a la ciudadanía, dan muestras inaceptables de despilfarro, de incompetencia, de zafiedad, de mal estilo. Señora Consejera: concédame un deseo. Rectifique su actuación parlamentaria, responda en puridad y con distinción, haga honor a su categoría de parlamentaria y de andaluza, y responda con fundamento acerca del palacete de Dª Petronila. Reciba mi respetuoso saludo
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