DE LOS NERVIOS
Fiel a mi cita de los jueves, acudí al programa de debate que Paco Morán conduce, con enorme éxito, en Canal Luz. Supe entonces, en palabras del candidato del PP a la alcaldía de Gibraleón, señor Cueli, que parece ser que doña Petronila, presidenta de la Diputación, paga alrededor de tres mil euros, tres mil, a determinado periódico local por cubrir las ruedas de prensa de esa institución supramunicipal de Huelva. Según esa información, doña Petronila dispone el peculio público con la liberalidad que el Gran Capitán gastaba la pólvora del rey.
Doña Petronila se juega la Capitanía, la Bolsa y la vida política. Un revés como el que aventuran las encuestas, sería su definitiva jubilación. Con o sin ERE. De ahí que la señora, como sus afines compañeros de juerga psoecialista, se muestre nerviosa. No es que padezca de enfermedad neuronal alguna. Sencillamente que sus reacciones emotivas saludan a la contra. Debería poner en valor su inteligencia emocional. Si su inteligencia cognitiva no es la más brillante, al menos que desarrolle la otra. Por otra parte, no hay edad para ejercitar el autocontrol. Doña Petronila, a juzgar por los carteles/pasquines preelectorales, se mantiene muy joven. Razón añadida para dominar con especial brío su torrente social y laboral. La inteligencia emocional puede permitir que un sujeto ansioso pueda encaramarse al rol de pensador, cual mágica obra de Rodin. La madurez de su pensamiento le llevará a ser libre. Libre de nervios. Y de ardores.
Las últimas apariciones públicas de la señora presidenta del Hotel París, palacete do la humilde dama redime sus embrollos de Gran Vía, dan que pensar. Su obsesión por el alcalde Pedro Rodríguez preocupa a la ciudadanía. Pues no que repite incesantemente que las obras del AVE se han paralizado “por los obstáculos del alcalde”. A mayor abundamiento, la fémina señala que el primer edil de la capital “está descontrolado, no tiene proyecto propio y lo peor de todo es que ha perdido los sentimientos por su ciudad”. Parafraseando sus palabras, uno se alarma “por el punto al que están llegando las cosas”. Su punto. No el de Pedro. El de ella.
La cosa no me intranquilizaría si la candidata se atreve a destacar, respecto a los 96 kilómetros -les recomiendo leer 96, 96, 96, en este mismo blog- de vía hasta Sevilla, que “Fomento está trabajando duro y estos tramos están a muy buen ritmo”. Ojo. Una cosa es ilusionar y otra, bien distinta, alucinarse. Si Fomento no sabe qué año post Zapatero, pondrán el primer raíl. Si la estación -que iba para apeadero- no tiene término en Huelva. Huelva-término en lo que atañe al AVE es Huelva-fin en lo que concierne al aeropuerto. Curro Moro, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital, lo ha dejado meridianamente claro: los técnicos de ADIF aseguran que “las actuaciones siguen en marcha, que los operarios siguen trabajando en la zona y que en ningún momento se han paralizado”.
También son tozudos estos concejales del PP. Mira que contrariar los anhelos destructivos de la señora Guerrero. Y es que la ha dejado en evidencia. Textualmente: “a la candidata embustera, la mentira le ha durado poco más de dos horas”. Estos del Psoe es que prefieren incurrir en prevaricación, antes que Alcalde Pedro siga engrandeciendo la urbe.
Doña Petronila utiliza el AVE como el aeropuerto. Los puentes, como el palacete. Los fosfoyesos, como los millones. A los ciudadanos, como niños. A los niños, ni los trata, que no votan. Está que da botes. Los malditos nervios. Se cuelan en el estómago con una facilidad. Especialmente en vísperas electorales que se vaticinan funerarias. A que sí, don Mario. Qué se le va a hacer. Lo del lobo afecta a Barrero, Mario, Petronila y Trillo. Pedro dice la verdad. Alcalde Pedro no miente. Hace. Mucho y bien.
Bien y mucho. Al igual que Paco Morán. El hombre. Nunca he visto un especímen al que acusan de pertenecer a la extrema derecha y, sin embargo, anuncia todas las semanas su compromiso con la libertad. Me da que los acusadores no son sino golfantes fascistas. Si no, apuesten conmigo. Doña Petronila Guerrero no aceptará la invitación pública para participar -gratis total- en el referido programa televisivo. Prefiere pagar con las cuentas de don Gonzalo Fernández de Córdoba. En cuanto a don Mario Jiménez, va por diez mil veces con lo de "soy demócrata" y no hay manera. Persiste en su ofensa a los funcionarios, en su desprecio a los parados y en su repugnancia hacia los hipotecados. De los nervios están. Ellos y ellas. Ellas y ellos. Qué temerán.
Un saludo.